Ahorro mal entendido

 

El principal problema que veo a la propuesta del Presidente AMLO de reducir los salarios de los funcionarios públicos de manera que nadie gane más que el presidente, es que en una organización tan compleja y variada como lo es el gobierno y la administración de un país, la valuación de puestos no puede hacerse solamente por "ranking" o posición en el organigrama como de manera simplista lo ha planteado el Presidente.
Hay muchos otros factores que deben tomarse en cuenta si lo que se busca además del simple ahorro de dinero, es que el país crezca y sea competitivo.

Estoy de acuerdo que en algunos casos los sueldos pueden ser o parecer excesivos, y esos habría que revisarlos y ajustarlos en lo posible, sin embargo el tope salarial no puede ser el sueldo del Presidente.
Claro está que para la mayoría de los mexicanos el sueldo de 108 mil pesos mensuales netos (167 mil brutos) que AMLO decidió cobrar puede parecer como una fortuna frente a los bajos salarios que se pagan en México, pero el talento, conocimientos y experiencia de los mexicanos más capaces y competitivos debe pagarse bien y servir precisamente para encontrar caminos y soluciones que mejoren las condiciones y nivel de vida de todos.

Haciendo una analogía de esto, sería como si en aras de una austeridad republicana aceptamos que en un hospital público nuestra salud y hasta nuestra vida esté en manos de médicos que ganan poco porque saben poco, y no tenemos acceso a mejores prácticas y conocimientos porque los más capaces se fueron a trabajar a lugares donde les pagan mejor y donde hay equipos e instalaciones de vanguardia (doctorados vs. bachilleratos, Santa Lucía vs. Texcoco, etcétera).

Tal vez en el caso de AMLO, el sueldo que él mismo se asignó sea correcto y acorde al nivel de preparación y conocimientos que tiene, pero determinar que nadie puede ganar más que él significa entonces que nadie puede saber más que él, con lo que se condena al Gobierno mexicano a la mediocridad.

Los criterios para la evaluación y remuneración de puestos no dependen sólo de la posición que guardan en un organigrama, y más cuando la persona que ocupa el puesto más alto decide unilateralmente bajarse el sueldo, ya sea porque sus necesidades o ambiciones económicas son bajas, porque tiene ingresos personales de otras fuentes que le permiten cobrar poco o nada por su trabajo, o porque ha decidido convertirse en un asceta.

Lo anterior podría ser válido en organizaciones pequeñas en las que los puestos son simples y pocos, pero obviamente no es el caso del Gobierno federal.

Los sueldos y bonos de desempeño de los funcionarios públicos deben incluir consideraciones adicionales a las jerárquicas, como serían la importancia y contribución a los intereses de la organización para la cual se trabaja, el nivel de responsabilidades y de riesgos, habilidades, experiencia y esfuerzos requeridos, demandas exigidas, etcétera, y de manera muy especial el mercado laboral que nos dice cuánto pagan otras organizaciones por tener esos talentos, trayectorias y experiencias en puestos clave.

AMLO argumenta, en mi opinión equivocadamente, que un sueldo alto en un país pobre es una injusticia. Para mi pagar mal en cualquier parte es una injusticia.

Si lo que se obtiene a cambio de pagar bien de acuerdo con el mercado laboral, niveles de responsabilidad y experiencia produce beneficios, no debe verse como un despilfarro sino como una inversión que beneficia al todo.

Más que ver si los sueldos son altos o bajos, lo que hay que ver es si el puesto y la función son necesarias y si quien la desempeña produce, al menos, los resultados esperados.

Despilfarro es pagar lo que sea, poco o mucho, y obtener resultados mediocres o malos, pues de esa manera el dinero gastado aunque haya sido menos sirvió para nada.

En resumen diría que el crecimiento y buen funcionamiento de un país o de una empresa no se logra con ahorros mal entendidos, sino generando mayores ingresos, y estos se obtienen mejor y más rápido reclutando y reteniendo personas que tengan el talento, capacidades y experiencia más alta posible.

"If you pay peanuts, you get monkeys".

Sabiduría popular primermundista.

Yo