¿Qué tal?

 

¿Que tal si en lugar de hablar todos los días de política y de López Obrador, lo hacemos sólo un día al mes y dedicamos nuestra vida diaria y nuestra energía a asuntos más enriquecedores y productivos, en los que sí tenemos injerencia, tienen efectos directos en nuestras vidas, y que si atendemos bien a la postre influirán de manera determinante y positiva en nuestras vidas personales y en la vida nacional?

¿Qué tal si dejamos de seguir las diarias y cada vez más irrelevantes y aburridas conferencias de prensa matutinas, en las que reporteros obligados por las circunstancias se presentan para hacerle preguntas de todo tipo al Presidente, las cuales responde con lo que le viene en gana, y si alguna llega a ser comprometedora la evade, aprovechando el momento para repetir hasta el cansancio discursos de campaña, justificar pifias, atacar y denostar a sus críticos, o culpar al pasado por el presente, sin ninguna muestra de planificación profesional o experta para el futuro?

 ¿Qué tal si los medios de comunicación le anuncian al Presidente que debido al desgaste y la poca atención que sus audiencias le están dando a las conferencias de prensa matutinas, sus reporteros dejarán de asistir a éstas y se presentarán cuando mucho un día al mes o cuando tenga algo específico e importante que informar, pues los medios de comunicación no están al servicio exclusivo del Gobierno y hay otras agendas, fuentes de información y asuntos económicos y sociales relevantes de interés local, nacional e internacional que se deben investigar e informar?

¿Qué tal si las organizaciones de la sociedad civil, en lugar de reaccionar al vapor y descoordinadas a cada una de las acciones o a cada una de las ocurrencias del nuevo gobierno, se unen para una vez al mes de manera ordenada, convocar a una conferencia de prensa y manifestar en ella su opinión y sentir, los apoyos o críticas que según el caso procedan, respecto de las propuestas, acciones u omisiones del Gobierno en turno, para controlar la agenda del interés nacional y que la sociedad tenga la oportunidad de escuchar otras voces y opiniones además de la del Presidente y sus colaboradores?

¿Qué tal si las casas encuestadoras, dedicadas a recabar la opinión y preferencias de la población general para todo tipo de asuntos, en lugar de obtener y publicar índices de popularidad que sólo sirven para que el Gobierno en turno se mida a sí mismo, se sienta bien o mal, apruebe los resultados si le son favorables o los descalifique si no lo son, se dedican obtener la opinión experta y calificada de instituciones de investigación especializada y de organizaciones profesionales y empresariales independientes y serias, respecto de los planes, propuestas y acciones de gobierno y de los resultados obtenidos, para que la población general y la opinión pública conozca otros datos y otras opiniones, y aprenda a distinguir entre popularidad y efectividad, entre progreso y retroceso?

¿Qué tal si en lugar de aplaudir y medir el desempeño del Gobierno con base en el combate a la corrupción, cuyos participantes ni siquiera son castigados, lo medimos con base en la mejora de la calidad de vida, excluyendo de esta medición las dádivas y subsidios que la disfrazan?

¿Qué tal si exigimos que el Gobierno aplique la ley y castigue a quienes bloqueen vías de comunicación, roben gasolina o lo que sea, y en el combate a la corrupción con la debida presunción de inocencia, investigue, denuncie, juzgue y en su caso condene a los culpables?

¿Qué tal si en lugar de dividir al País en chairos y fifís o en amloístas y anti-amlos, lo dividimos en los que acatan o desacatan la ley, en demócratas y antidemocráticos, en cívicos y no cívicos, en éticos y no éticos, de manera que en la exclusión o inclusión de unos y otros vaya una dosis de educación en lugar de una dosis de odio?

¿Qué tal si comenzamos a respetarnos y valorarnos por lo que somos, por lo que sabemos y hacemos y no por lo que creemos, tenemos o parecemos?

¿Qué tal si cuando vemos algo mal no hacemos nada, no decimos nada y no alzamos la voz sólo porque lo malo que pasa no nos afecta grave o directamente (todavía)?

¿Qué tal si dejamos una vez más que los políticos se aprovechen de nuestra indolencia e indiferencia?

¿Qué tal... cómo están, cómo les va?

"Solo es alguien quien hace algo".

Yo