Partido o secta
Luego de ver y oír el discurso de López Obrador en el Zócalo, en el jubileo que organizó el pasado 1 de julio para mantener la fe de sus seguidores y aumentar el culto a su persona, comprobé una vez más que las elecciones fueron ganadas no por un partido político sino por una secta religiosa, cuyo carismático líder es el sacerdote o predicador principal que en cada mitin-misa evoca la vida y muerte del neoliberalismo que hace las veces del mal, el demonio, el enemigo a vencer, mientras él representa al bien y el camino de salvación.
Morena y sus seguidores funcionan de la misma manera que las sectas religiosas y sus jerarcas, con embestidas colectivas a críticos o detractores, y defensa a ultranza del líder y la causa.
Si se fijan, AMLO habla siempre en el plural mayestático utilizado especialmente por reyes y papas que usa el pronombre nos, en sustitución del yo.
Las reuniones o mítines que preside son rituales que siguen una liturgia (vocablo griego que curiosamente significa "servicio o ministerio público") para llevar a cabo ya sea en primera o segunda lectura, la reflexión y proclamación de la palabra de "Dios", contenida en la mística de Morena y en la cartilla moral que hace las veces de Biblia.
La liturgia de su palabra incluye siempre la cura para todos los males y el desprecio hacia las ovejas descarriadas, es decir, los ateos-políticos que no creemos en él.
Por eso AMLO habla de justicia y no de leyes. Habla de moral y no de civismo o ética. De fines superiores, de deseos, intenciones y promesas de un mejor futuro muchas veces bloqueado por los métodos y los procedimientos.
Por eso desprecia la ciencia y la tecnología que nos ubican en el mundo real y tangible, y valora más lo intangible y los sueños de una vida idílica anclada en el pasado.
Esto en psicología se llama "pensamiento desiderativo" (más conocido en inglés como "wishful thinking") y que ocurre cuando en lo que pensamos tiene más peso lo que deseamos que la realidad. Los efectos nocivos de esta condición se explican en la máxima de Ayn Rand: "Puedes ignorar la realidad, pero no puedes ignorar las consecuencias de ignorar la realidad".
Raquel Lemos (experta en Herramientas Google y Social Media Marketing) explica en su blog "La mente es maravillosa", que el pensamiento desiderativo es muy cómodo porque parte no de la realidad sino de lo que deseamos que sucediese.
Por eso las respuestas de AMLO a cuestionamientos expertos y a los datos duros se basan en "otros datos", y sus promesas y decisiones se enfocan sólo en la meta, sin considerar el proceso o si hay factores que harán que el esfuerzo sea en vano y los sueños se destrocen.
Para AMLO el "cómo" es irrelevante y hasta molesto frente al "qué".
En el jubileo para celebrar el primer aniversario de su elección, el líder "informó" lo que le vino en gana y sin tener que comprobar nada, como las 78 promesas que con sus datos dice haber cumplido, frente a otro tanto de decisiones y caprichos que con datos duros demuestran por qué la economía del País y la generación de empleos van a la baja y la inseguridad y desconfianza al alza.
Creo que al propio AMLO y a sus seguidores les ocurrirá lo que Raquel Lemos bien apunta en su blog: "Si vivimos en un mundo de fantasía durante demasiado tiempo, llegará el momento en el que no sepamos distinguir qué es real y qué no, y habrá momentos en que los demás intentarán abrir nuestros ojos, lo que será recibido como una bofetada de realidad".
Los más fieles seguidores de la 4T recibirán su bofetada de realidad (la cual nos dolerá a todos) el día que se den cuenta que más que ciudadanos son feligreses; que los mítines políticos y conferencias de prensa son el disfraz de ceremonias de culto; que el País está pasando de ser laico a uno confesional en el que la "justicia" está por encima de la ley y la "cartilla moral" encima de la Constitución; que violar la ley no es un delito sino un pecado y que las dádivas son en realidad compras de conciencia, pero sobre todo cuando caigan en cuenta que lo que eligieron no fue a un presidente, jefe del Poder Ejecutivo de un país democrático y de leyes, sino a un salvador de almas que ofreció llevarlos de regreso y por caminos de miel y hojuelas a la tierra prometida por Huitzilopochtli: la Gran Tenochtitlan.
"Los sueños sirven sólo si al final
despertamos".
Yo