Índice de Bienestar y Desarrollo
Luego de que el reporte definitivo de uno de los indicadores económicos más importantes, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del País en el último trimestre, resultara en nada más y nada menos que cero por ciento, lo que el Presidente dijo para justificar el pobre desempeño de la economía mexicana fue: "Son otros parámetros de medición, voy a seguir insistiendo en eso. Antes tenían una metodología que se sigue aplicando para medir crecimiento. A nosotros sí nos importa el crecimiento, pero nos importa más el desarrollo".
Entiendo y estoy de acuerdo con el Presidente en que de nada sirve crecer económicamente si al final la creación de riqueza no se distribuye equilibradamente y se traduce en bienestar para los mexicanos.
Pero lo que no quiere, no entiende o no le conviene reconocer, es que la creación de riqueza es un prerrequisito para distribuirla.
Si no se crea riqueza, lo único que se puede repartir es pobreza.
Es obvio: para repartir dinero primero hay que tenerlo.
El Presidente desprecia el conocimiento que hay detrás de las complicadas fórmulas utilizadas para calcular los indicadores de desempeño y descalifica cualquier indicador que le resulte desfavorable, así como a los organismos y medios de comunicación que los reportan y/o difunden. "Fuchi" y "guácala" al PIB, al Inegi, al Coneval, a Grupo REFORMA, etc.
Para los que no lo sepan, México (el Inegi) utiliza una de las metodologías más complejas, pero también más exactas, para calcular el valor agregado que se genera en nuestra economía.
El indicador del crecimiento del PIB, si bien se trata de un dato promedio que no refleja la concentración de la riqueza, sirve (y mucho) para comparar, por ejemplo, el crecimiento de la economía con el crecimiento de la población (mientras menos burros, más olotes) o para deducir datos relacionados a la generación de empleo, el aumento o decrecimiento de los ingresos futuros del gobierno, o con el riesgo que México representa para los inversionistas mexicanos y extranjeros.
Existen ya indicadores de bienestar que podrían utilizarse además del PIB, o el del PIB corregido que incluye otros elementos como los medioambientales y los sociales. Uno de ellos es el IDH (Índice de Desarrollo Humano), compuesto por los parámetros nivel de vida (renta per cápita), educación (tasa de alfabetización) y vida larga con buena salud (esperanza de vida); otro es el Índice de Planeta Feliz, medido por la esperanza de vida, la percepción de felicidad subjetiva y la huella ecológica; o el que utiliza Bután, que mide la "Felicidad Nacional Bruta".
Para no medir el bienestar y desarrollo sólo en función del PIB, como bien lo apunta el Presidente, sino además incluir en la medición otros factores importantes como sería la distribución de la riqueza, que según AMLO se está logrando (sin tener más forma para demostrarlo que decir que el pueblo está feliz, feliz, feliz, como en Bután), lo que AMLO debiera proponer es la creación de un nuevo indicador, serio y confiable, pero sobre todo independiente del gobierno, que mida el bienestar y desarrollo equilibrado que la 4T prometió y que es el dato que le interesa al Presidente. Este indicador, que podría llamarse "Índice de Bienestar y Desarrollo (IBD)", serviría además para que los logros que pregona el Mandatario sean demostrables con algo mas que su palabra, y su credibilidad no se reduzca a un actos de fe.
El problema para la creación de un indicador de algo tan subjetivo como el bienestar y el desarrollo (lo cual tiene solución) será definir los aspectos que deban incluirse en él y el peso específico que deban tener, porque para unos el bienestar se logra simplemente teniendo salud, casa y comida; para otros tiene que ver además con niveles de educación, bienes espirituales y placeres del alma, y para otros, más con dinero, lujos y posesiones materiales.
Si bien los indicadores sirven, por un lado, para medir nuestros propios avances o retrocesos; por otro, no menos importante, sirven para comparar nuestros logros y desempeño con el de otros países, para elevar miras y saber que es posible aspirar a vivir en un mundo mejor al que tenemos.
"Naiden está tan mal que
no pueda estar peor".
Jorge Zárate / El Indio Amaro