Enchulemos Guadalajara
La cobertura de noticias en todo el mundo es predominantemente negativa. ¿Por qué las malas noticias superan con creces a las buenas? ¿Acaso no hay buenas noticias que dar, buenas historias que contar, o son tan pocas que se pierden por la cantidad de delitos y crímenes que se cometen? ¿Por qué será que nos interesan mucho más las pifias y dislates de cualquier persona que sus cualidades y aciertos?
Por el tiempo que dedicamos a enterarnos y a hablar de secuestros, asesinatos, robos y hasta de suicidios, pareciera que somos una sociedad masoquista que disfruta saber de angustias y sufrimientos, o una sociedad morbosa, instintivamente atraída por acontecimientos perversos y que se deleita viendo escenas de violencia excesiva o intimidades ajenas.
Ese malsano y adictivo interés que despierta todo lo que es desagradable, cruel, prohibido o que va contra la moral y las "buenas costumbres" nos lleva a proliferar las malas noticias, el chisme y la cizaña, o a hacer virales en las redes sociales estupideces como la del imbécil e imberbe "influencer" (palabras que inician todas con la "i" de idiota) que se atrevió a bloquear el puente Matute Remus solo para lograr su minuto de fama.
Una noticia es importante cuando se hace viral, y eso no lo hace quien la publica sino quien la comenta, quien la comparte y quien habla de ella, o sea, nosotros. Mientras más estridente, grave e inclusive estúpida sea una noticia, más llama la atención. Si no es así, pasa desapercibida.
Las malas noticias son como un punto negro en una hoja blanca que se va extendiendo hasta que la hoja se vuelve negra. Hoy que las hojas son predominantemente negras, les dejo un punto blanco que por contraste debería notarse.
Me refiero al programa "Enchulemos Guadalajara", que el presidente municipal, Pablo Lemus, inició como parte de las estrategias para que la capital de Jalisco sea una ciudad limpia, segura, ordenada y próspera, el cual contempla la intervención de más de 100 espacios públicos en lo que resta de 2022, y entre los que se encuentra la ya iniciada construcción en el Paseo Fray Antonio Alcalde de la pieza escultórica inédita del arquitecto Luis Barragán, conocida como "El Palomar", una obra de 45 metros de altura que además de regenerar una zona deteriorada y desordenada será un referente del arte y cultura en la ciudad.
Una de las mejores maneras que hay para revitalizar la vida urbana es lo que se conoce como "urbanismo táctico", que consiste en aumentar el uso y actividades en los espacios públicos, los cuales se han visto cada vez más limitados debido, por un lado, a la masificación de los automóviles, que curiosamente solo transportan entre un 20 y 40 por ciento de la población total; y por otro, a que por lo general son inhóspitos, no ofrecen actividades o atractivos que promuevan su utilización más allá de sentarse en una banca.
Un buen ejemplo de urbanismo táctico es la intervención urbana interactiva llamada "21 Balançoires" (21 Columpios), que se hizo en las paradas de autobuses de una de las calles más transitadas de Montreal, en las que se instalaron "Columpios Musicales" que al moverse producen notas musicales. La experiencia colectiva invita a personas de todas las edades a hacer música juntos. Se trata de un juego intuitivo en el que los transeúntes crean melodías "secretas", motivando la colaboración entre desconocidos y conexiones humanas en espacios públicos. Hay otros ejemplos de urbanismo táctico de mayor envergadura, como fue la eliminación de toda una autopista en la ciudad de Seúl, para en su lugar construir un gran parque urbano y devolver el espacio a los miles de residentes que habían sido desplazados, creando además nuevos puestos de trabajo en los entornos del parque y el aumento de valor de las propiedades aledañas, con el consiguiente aumento de la actividad económica y de recaudación de impuestos.
No hay que "inventar el hilo negro" en cada administración, basta emular y adaptar las buenas prácticas e ideas que han probado ser exitosas en otras partes, para el objetivo de disfrutar la ciudad y recuperar el sentido de la corresponsabilidad comunitaria y el valor de la convivencia entre extraños que hemos perdido por tanto tiempo de vivir en medio de desconfianzas y sospechas. Recuperar los espacios públicos es recuperar calidad de vida, digo yo.
"Una cosa es la calle de la ciudad
y otra que la ciudad calle".
Yo