Aprender a desaprender
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El domingo pasado que estuve en la Ciudad de México fui al Museo Jumex a ver la exposición titulada "Aprendiendo a leer con John Baldessari". En ella, el autor, con citas, instrucciones, juegos visuales y de palabras, hace uso de un humor irónico acerca de la forma en que nos comunicamos por medio de la cultura.

La exposición alude a la reinvención del arte por sí mismo, separando textos de imágenes, y a la dicotomía entre aprender y desaprender, un tema que siempre me ha interesado, pues estoy convencido que muchas de las cosas que en la vida "aprendemos" debemos desaprenderlas, no para borrarlas para siempre de nuestra mente (aunque muchas "enseñanzas" y creencias debiéramos anularlas por completo), sino para aprenderlas de otra manera y estar así en condiciones para crear e innovar sin atavismos.

En otras palabras, y aunque suene rebuscado, contrario a la noción de "aprender a aprender" que hoy se busca en la educación temprana, lo que los adultos necesitamos es: aprender a desaprender lo mal aprendido, para luego aprender a aprender de otra manera".

Lo anterior sólo es posible haciendo a un lado lo acostumbrado, con la mente abierta y el orgullo dominado lo suficiente para aceptar que nuestra "sapiencia" no es absoluta, y que puede haber mejores maneras para hacer las cosas y entender el mundo y todo lo que pasa a nuestro alrededor.

Desaprender es dejar atrás voluntaria y conscientemente maneras de pensar y de comportarnos que nos han acompañado durante toda nuestra vida, y desechar para siempre todo aquello que por alguna razón estuvo equivocadamente enseñado y aprendido. En términos tecnológicos, es como "resetear" nuestra mente, volver a ser las "páginas blancas" que alguna vez fuimos, y darnos la oportunidad de reescribirlas.

No tengo duda de que las mentes más creativas y poderosas se reescriben a sí mismos todos los días.

Es tan difícil desaprender que en ocasiones incluso nos molesta que aparezcan nuevos estudios, descubrimientos científicos o datos duros que contradicen o ponen en duda lo que ya "sabíamos".

Nos cuesta trabajo admitir que lo que una vez consideramos sano hoy sea dañino, que las medicinas que una vez "curaban" hoy sean incluso prohibidas, y que todo aquello que para nosotros una vez fue "cierto" hoy sea "falso" o viceversa. Baste recordar que la tierra una vez fue plana para darnos cuenta de lo difícil que es cambiar, desaprender o descreer.

Somos afectos a las costumbres porque nos dan la seguridad de que todo saldrá como esperamos. Por ello siempre que iniciamos algo partimos de la misma base que teníamos anteriormente.

Pero si los puntos de partida son tan rígidos que no permiten la introducción de cambios o nuevos elementos a nuestros planes, decir que estamos iniciando algo "nuevo" es sólo un decir, pues lo único que hacemos es maquillar viejas nociones.

Hacer cambios profundos en la vida personal, en la vida económica e inclusive en la vida política del País requiere desaprender; empezar de cero, tomar y experimentar caminos completamente distintos que nos darán nuevas perspectivas y sacarán a la luz las deficiencias y fallas de las viejas prácticas.

Al salir del museo me senté en la plaza exterior con una de mis nietas a escuchar con la mente en blanco y en modo de desaprender, cuentos contados por personas de la tercera edad, una actividad de la llamada "Escuela para envejecer" que deberíamos emular acá, y que forma parte del programa "Ágora: un anteproyecto para la utopía", a través del cual el Museo Jumex comisiona obras y acciones para sus espacios públicos.

Lo que aprendí de esta exposición es que si nos mantenemos abiertos y receptivos a cualquier nueva idea por extraña o imposible que nos pueda parecer, a nuevos puntos de vista y nuevos conocimientos; si dejamos de lado los prejuicios y la rigidez de tener un único punto de vista, una sola y estricta manera de hacer las cosas, volveremos a ser las esponjas curiosas, ávidas de aprendizaje que alguna vez fuimos cuando niños, pero con la enorme ventaja de contar con la experiencia y madurez necesarias para lograr cosas extraordinarias.

"Mientras más sé, menos creo".   No sé quién lo dijo, pero lo creo