¿Haiga sido como haiga sido?

¿Haiga sido como haiga sido?
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La perspectiva que Juan Villoro le dio al entrecomillado ¨triunfo¨ de México en la Copa de Oro en su artículo titulado ¨La rareza de ganar¨, me parece un tema sobre el que debemos profundizar, porque como dijera Vicente del Bosque, entrenador de la selección de futbol española: ¨El éxito sin honor es el mayor de los fracasos¨. Ganar luego de haber sido beneficiados con un mal arbitraje, a pesar de que en otras ocasiones hemos perdido por la misma causa, no parece ser algo deseable.  

En términos ¨Lopezobradoristas¨, así como éste personaje político calificó a Felipe Calderón como presidente espurio, porque en su opinión ganó las elecciones gracias a un fraude electoral, buena parte de los mexicanos en nuestro fuero interno calificamos el triunfo de la selección de futbol como un triunfo espurio, a pesar de que sabemos que los malos arbitrajes pueden igual beneficiar o perjudicar a cualquiera y que esas injusticias son parte de las reglas del juego.

López Obrador en su momento pidió un conteo manual voto por voto, para revisar y dilucidar el triunfo o fracaso electoral. Lo que los mexicanos hicimos luego de que nuestra selección ganara la Copa de Oro, fue revisar el partido polémico que le dio el pase a la final, jugada por jugada, penal por penal. Lo hicimos porque queremos conocer la verdad, saber como sentirnos y con que argumentos defender el triunfo, si con los de las reglas que incluyen errores arbitrales, o con los de haber jugado mejor. De haber perdido la final, la verdad poco habría importado.

Todos los dichos mexicanos que hablan de logros y triunfos mal habidos, como el que dice ¨Ya lo caido, caido¨ el que dice ¨Haiga sido como haiga sido¨ no parecen darnos al final satisfacción plena.

 Y a pesar de la fama de transas que tenemos, del supuesto gusto y disfrute en tomar ventajas indebidas, y a pesar de tanta riqueza mal habida que hay en México, parece ser que los principios filosóficos que tienen que ver con la competencia leal y la interacción humanas, nos afectan y nos importan.

 Estos principios e interacciones se refieren cualquiera de las siguientes posiciones en las que podemos o queremos estar: La de ¨Ganar-ganar¨, una posición en la que las personas buscan siempre el beneficio mutuo; La de ¨Ganar-perder¨, posición conocida como el paradigma de la competencia, en la que si alguien gana, otro pierde; la de ¨Perder-ganar¨ en la que el individuo busca obtener fuerza de una popularidad basada en la aceptación de las derrotas y que conduce a una enfermedad psicosomática de resentimientos reprimidos. Y parece ser que esta posición de perder-ganar, es en la que los mexicanos nos ubicamos con mayor frecuencia.

 Pero hay tres posiciones más: la de ¨Perder-perder, en la que las personas vuelven una obsesión el hacer que la otra persona pierda, aún a costa de ellos mismos. Esta es la filosofía del conflicto permanente, del odio, de la guerra, o de personas de muy altos recursos que se pueden dar el lujo de hacer perder a otra persona cueste lo que les cueste.

 Otra posición es la del simplemente ¨Ganar¨, en la que el único objetivo es obtener lo que se quiere sin importar el cómo, y sin importar las consecuencias o las necesidades de otros.

Y la última posición en la que se puede estar es la de ¨Ganar-ganar o no hay trato¨ . En esta posición, las partes acuerdan que si no encuentran beneficio mutuo, no hacen ningún trato. Acuerdan amigablemente estar en desacuerdo.

 Cabe mencionar que cuando las relaciones personales son importantes, la única opción viable es la primera: la de ¨Ganar-ganar¨.

Muchos deportes han incoporado exitosamente la tecnología al arbitraje y con ello evitar el poner a alguien en la posición que quedó México, la de ¨Ganar, haiga sido como haiga sido¨. En el Futbol Americano se revisan jugadas polémicas; en el Tennis, y en muchas competencias deportivas la tecnología aclara y define resultados.

No usar la tecnología disponible para evitar errores involuntarios (y en ocasiones hasta voluntarios), es decidir seguir viviendo en el pasado, sufriendo derrotas injustas, o disfrutando triunfos espurios.

Si hay maneras de saber la verdad, no es aceptable taparse los ojos a ella.

¨La vida no es justa, y eso es bueno… para algunos¨. Oscar Wilde.