Llamadas no deseadas
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Un día sí, y otro también, recibo en mi casa o en mi teléfono celular, llamadas de bancos ofreciendo distintos productos o servicios financieros, o simplemente para “recordarme” el saldo de alguna tarjeta de crédito, pidiéndome en ese momento les reconozca de memoria el monto que supuestamente debo y les asegure que iré a pagarlo.Igual puede ser un domingo temprano por la mañana o por la noche, o cualquier día y hora de la semana cuando llaman diciendo: ¿Es usted Fulano de Tal? ¿Quien lo busca? pregunto yo antes de confirmarle a un desconocido que el número al que esta llamando efectivamente es el mío.

Hablamos del banco fulano dicen, y en cuanto les pregunto cual es el asunto por el que llaman, inicia una letanía, ese largo, insistente y reiterado protocolo de mensajes leídos por un ser humano convertido en robot, que sin detenerse un momento para escuchar nada, lee de corrido todo lo que le han instruido decir:

Soy fulano de tal. Le estamos llamando del banco zutano para informarle que su tarjeta de crédito tiene un saldo “de tanto” que vence el día de hoy; o bien dicen que llaman para ofrecerme algún crédito, producto o servicio financiero que según ellos debe interesarme.

Cuando me toca el turno de hablar, dependiendo del día y hora de la llamada, del lugar en que me encuentre, o del humor y paciencia que en ese momento tenga, les respondo de distintas maneras. Las más de las veces les pido amablemente que por favor que no me llamen a mi casa, que para asuntos de pagos y estados de cuenta llamen en horas hábiles a mi oficina donde tengo los estados de cuenta y la información de pagos efectuados; en otras simplemente les digo que no me interesa lo que tienen que ofrecerme; y en otras más, el horario y su insistencia me obliga a colgarles el teléfono, lo cual me deja incómodo, ya que no estoy acostumbrado a actuar con esa rudeza (aunque poco a poco, gracias a los bancos he ido aprendiendo).

Decidido a parar de una vez por todas este acoso telefónico, me tomé el tiempo para hacer dos cosas:

Primero llamar al RePEP (Registro Público para Evitar Publicidad 01 800 962 8000) desde el teléfono que deseaba bloquear para este tipo de llamadas. Este número esta diseñado para que proveedores y empresas comerciales se abstengan de llamar para publicitar sus bienes y servicios.

Luego entré al portal de la Condusef (http://portal.condusef.gob.mx/reus/app/registro.jsp) para registrarme en el REUS (Registro Público de Usuarios) donde proporcioné los datos necesarios para restringir mi teléfono particular y móvil de llamadas de ciertas instituciones financieras (inexplicablemente limitado a un máximo de dos).

Con lo anterior supuestamente en 45 días naturales dejaré de recibir llamadas de éstos bancos. Veremos si realmente ocurre, pues según pude investigar también, esto no es muy confiable debido a que algunas operadoras de telemarketing cambian constantemente de razón social y sortean así estas restricciones.

Si esto no funciona, la próxima vez que reciba una llamada no solicitada, estaré preparado para contestarles tal como ellos lo hacen:

“Por el momento todos nuestros familiares se encuentran ocupados. Nuestro horario de atención y menú de opciones a cambiado. Si desea obtener un pago, marque 1; Si desea ofrecer algún producto o servicio, marque 2; Si desea hablar al departamento de contabilidad, marque 3; Si desea que lo mande personalmente “a la fregada”, espere en la línea, y en un momento lo atenderé.

“Un banco es el lugar donde te prestan un paraguas cuando hay buen tiempo y te lo quitan cuando empieza a llover”. Robert Frost