Nuevo estereotipo mexicano
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Comienzo por dar las gracias a Alejandro González Iñárritu y a Emmanuel Lubeski por mostrarle al mundo la cara del talento mexicano, y que hay a raudales en todos los campos del quehacer humano, talentos que tal vez sean menos conocidos y espectaculares que los del mundo del cine, pero no por ello menos importantes y encomiables. La ventaja de ganar un Oscar versus cualquier otro galardón, es que la ceremonia de entrega de los Oscares es una transmisión televisiva vista por nada menos que dos mil millones de personas.

Gracias a ello, el indiscutible éxito de estos cineastas, abre el camino para comenzar a cambiar la imagen negativa y estereotipada que el mundo tiene de México y de los mexicanos, lo cual debiera ser aprovechado por las instancias de gobierno que buscan posicionar y mejorar la imagen del país y de la marca “México”, anteponiendo nuestros talentos y capacidades a las maravillas naturales que gozamos sin esfuerzo humano de por medio. El país por encima del pais-aje.

Lo digo porque hasta ahora, para el mundo, México es Cancún, y los mexicanos somos personas que usamos sombrero y sarape y andamos a caballo; somos flojos, machos, mujeriegos y borrachos; el agua y la comida mexicana provocan diarrea (la venganza de Moctezuma); los mexicanos somos violentos y matamos a todo aquel que nos moleste, nos vea feo o nos disguste. Y en cuanto a cultura y educación se refiere, nuestros conocimientos y tecnología son rudimentarias, basadas en la improvisación y la herramienta mexicana favorita: el “masking tape”.

Todo lo anterior sin duda son percepciones exageradas, equivocadas o sobre simplificadas de nosotros, de nuestras circunstancias, características, gustos y habilidades, que solo sirven para discriminarnos y ubicarnos en una determinada categoría social e intelectual.

Debido a que los estereotipos son alegatos comunes del pasado, y que poco o nada tienen que ver con el presente, cambiar el estereotipo mexicano debe ser la labor de todos en los años por venir, ya que la idea que el mundo se ha formado de nosotros no corresponde a nuestra realidad y mucho menos a nuestras aspiraciones.

No debemos permitir que los prejuicios limiten nuestra capacidad para competir al tú por tú con el mundo entero. Necesitamos “cacarear” nuestros éxitos, hablar bien de nosotros mismos, y de todos aquellos a nuestro alrededor que sobresalen en cualquier campo. Eso es lo que hacen en otros países, a grado tal que hasta sus “mediocridades” nos las venden como si fueran las maravillas del mundo.

En el campo profesional en el que yo me muevo, he visto  que proyectos y diseños realmente malos, ineficientes y de cuestionable valor estético, son sobrevalorados, y sus autores cobran además cantidades estratosféricas por ellos, cuando aquí en México tenemos arquitectos y diseñadores superiores en muchos sentidos, que son minimizados o de plano descartados por el maldito estereotipo de que los mexicanos somos flojos, malhechos, corruptos o irresponsables.

De ninguna manera debemos “colgarnos” del éxito de otros para aparentar capacidades personales inexistentes. Pero los reconocimientos internacionales recibidos por tantos mexicanos, deben ser prueba suficiente de que el origen, aspecto físico, religión u orientación sexual no son parámetros adecuados para establecer la capacidad y confiabilidad de una persona.

Debemos pugnar como dijo Iñárritu porque el color de la piel, o el largo del pelo sean irrelevantes.

La imagen negativa y estereotipada de los mexicanos debe cambiar.

No mas muestras del México árido, pobre, humilde y sumiso, o del México violento y corrupto. Somos mucho mas que eso.

Así que en lugar de representarnos a nosotros mismos con sombreros, tequila y pistolas en las manos, mostrémonos empuñando pinceles como los de Diego Rivera, plumas y libros como los de Octavio Paz, o cámaras de cine como las de Lubeski e Iñárritu.

Mostrar el lado vanguardista, industrioso y creativo de los mexicanos, no significa olvidarnos de los problemas de pobreza y marginación que tenemos, (que además cada país tiene los suyos) significa que tenemos la capacidad y el talento propio y suficiente para superarlos.

“Si siempre es cierto, no es estereotipo“ Daniel Tosh.