Reforma Educativa / Fase II

Reforma Educativa / Fase II
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Al comenzar la implementación de cualquier proyecto de gran calado, como lo es la Reforma Educativa, surgen problemas que hacen necesarios algunos ajustes o enmiendas al plan original, que obligan a supervisiones mayores o al diseño de nuevos procedimientos operativos para llevar a cabo los planes con el menor numero de problemas y resistencias posibles.​Pero una cosa son los ajustes que una reforma tan compleja como ésta va requiriendo sobre la marcha, y otra cosa es argumentar que debido a los problemas que se presentan es mejor cancelarla, como muchos ahora pretenden, y no porque en realidad les interese la calidad de la educación, sino por la rentabilidad electoral que significa para algunos actores políticos el que una reforma tan importante fracase.

​La Reforma Educativa pertenece a México, no a Peña Nieto, ni a los partidos políticos u organismos que la impulsaron, quienes reconocieron que la educación de los mexicanos no puede estar en manos de un sindicato de trabajadores, y que 5.7% del PIB que se destina a la educación, no puede continuar dilapidándose en obscenas canonjías sindicales e ineficiencias del sistema.

​La mejor prueba de que la Reforma Educativa es necesaria, a pesar de las imperfecciones y ajustes que pueda requerir, es que el nivel educativo de los mexicanos es de los peores del mundo (somos el último lugar entre los países de la OCDE)  

​Así que en lugar de hablar de tirar abajo esta reforma, hablemos de lo que se necesita hacer para mejorarla y lograr el objetivo último: elevar el nivel educativo.  

​Lo hasta ahora hecho, para mi es solo la “primera fase”, y si bien es muy importante, son apenas las bases para poder aspirar a un niveles de educación superiores. A pesar de las resistencias y pataleos que aún no terminan, se recuperó a favor del Estado el control económico del sistema educativo que había sido secuestrado por el sindicato de maestros, y se establecieron mecanismos basados en el mérito académico para la profesionalización de la actividad docente, para el ingreso, la promoción, el reconocimiento y la permanencia de los trabajadores de la educación.  

​Para lo anterior, y aunque los métodos y variables a considerar deban estar en revisión permanente, las evaluaciones son el único método que nos permite medir resultados y tomar decisiones basadas en evidencias, y así garantizar que solo los docentes “idóneos” (término de la ley) sean los que permanezcan. Antes de la Reforma Educativa las cosas no eran así. Las plazas se vendían y se heredaban.  

​Centrar las primeras acciones de la reforma en la capacitación y profesionalización del magisterio, no quiere decir que los maestros como tales hayan sido el problema de la educación ni que por sí solos serán la solución, pero tenemos que aceptar que sin maestros preparados y sin motivaciones para ser mejores, ningún programa educativo será exitoso.

​El plan para elevar el nivel de educación de los mexicanos apenas ha comenzado, y los resultados se comenzarán a ver en la siguiente generación, y eso solo si no damos marcha atrás.  

​Lo que toca ahora es por un lado, defender la reforma para que los intereses políticos y económicos no la echen abajo, como una y otra vez han intentado, y sin cambiar en lo fundamental, hacerle los cambios o ajustes que sean necesarios para una mejor y mas justa implementación, muchos de los cuales ya se han reconocido; y por otro, comenzar a enfocarnos en la Fase II, en el corazón y objetivo primordial de esta reforma: el contenido de los programas educativos y métodos de enseñanza, en otras palabras, lo que al final queremos que los mexicanos aprendan.

Que de nada servirá tener maestros capaces y un manejo transparente de los recursos económicos que se invierten en la educación si lo que se enseña en las aulas no sirve para construir una mejor sociedad y para que las nuevas generaciones enfrenten competitivamente los retos que el mundo y la vida les presente.

Si la Fase I de la Reforma Educativa, atendió la parte laboral y económica del sistema, la Fase II deberá atender el contenido.

“La educación es lo que subsiste cuando se olvida lo que se aprendió”. B.F. Skinner