Honrada medianía
México se encuentra en una encrucijada de la cual depende el futuro de las próximas generaciones. Quien sea que resulte ganador en las próximas elecciones tiene básicamente dos caminos: cortar de cuajo los lastres y lacras del sistema político que nos impiden avanzar, o simplemente navegar sin pena ni gloria por las cómodas aguas del continuismo.
Cada sexenio que pasa sin resolver los problemas de fondo del país, principalmente los relacionados con mala calidad de la educación pública y la corrupción, aniquila las esperanzas de millones de familias mexicanas y de jóvenes que llegan a la edad productiva sin posibilidad alguna de salir adelante y lograr una vida digna.
La verdad es que de seguir igual, el futuro de la gran mayoría de los mexicanos no es prometedor. (En México lo único prometedor que tenemos son los candidatos políticos, pero no por capaces y confiables, sino porque prometen lo que sea con tal de ganar votos).
No me gusta referirme y segmentar la población en términos de “clases” (baja, media o alta) porque siento que esa categorización ofende, divide y nos enfrenta.
Así que cuando utilice(mos) el término “clase”, éste deberá entenderse únicamente como diferencias de “nivel económico” y no como diferencias sociales o culturales discriminatorias.
La realidad es que la mayoría de los mexicanos viven en niveles de pobreza, y salvo los pocos a los que les sobra todo, el resto de la población, llámense empleados, burócratas (honrados), profesionales, prestadores de servicios, pequeños y medianos empresarios, etc., sobrevive de trabajos mal pagados, de chambas esporádicas, o en la economía informal.
De acuerdo a un estudio elaborado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) el número de personas en situación de pobreza en México es de 52 millones y en las áreas rurales el porcentaje de personas con un ingreso menor a la línea de bienestar es del 66%.
La fortaleza de un país como Estados Unidos no radica en sus grandes empresas y millonarios, sino en el hecho de que dos terceras partes de sus hogares son de clase media, y son parte de la economía formal que paga impuestos y respeta las leyes.
Mas importante de quien será el próximo presidente o gobernador debería ser la existencia de un proyecto de país único y tran-sexenal acordado por todos los partidos y gobiernos. Un proyecto común en el que quepamos todos y que incluya políticas públicas obligatorias encaminadas a lograr en el mediano y largo plazo una gran clase media mexicana, insertada en la economía formal, y capaz de vivir y desarrollarse en esa “honrada medianía” a la que Benito Juárez alguna vez hizo referencia.
Así como hay candidatos de unidad, por el bien de todos, debería haber un proyecto de país de unidad, el cual tendría que ver sin duda, con mejoras significativas en la calidad de la educación pública, y con cambios en los usos y costumbres mexicanas relacionadas con las tranzas, la impunidad y la corrupción.
De seguir por el camino que hasta ahora llevamos, la de por sí escasa clase media mexicana, pasará a ser una “especie en peligro de extinción” y un sueño inalcanzable para millones de mexicanos.
Prueba de ello son la cantidad de familias que hace algunos años podían adquirir ciertos bienes fuera de la canasta básica, y ahora han comenzado a sacrificar sus proyectos, su calidad de vida, y comenzado a vivir “al día”.
Algunos dicen que no hay que preocuparse por el futuro, y que solo debemos ocuparnos del presente. Pero ese modo de pensar, en un líder, me parece irresponsable.
El futuro por mas abstracto que sea, depende de lo que hagamos ahora.
Y la manera responsable y solidaria de decidir lo que debemos hacer hoy, es proyectando las consecuencias de nuestras acciones o inacciones presentes y evaluando los posibles escenarios y resultados futuros.
Woody Allen decía al respecto: “Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida”.
Pensar en el futuro es lo que nos diferencia de los animales. Medítenlo.
“Debemos cuidar a la clase media por la seguridad de Inglaterra”
William M. Thackeray (y México apá?)