Así no

 

Dos decepcionantes hechos relacionados con el perfil y el nivel de la discusión que se vislumbra entre los nuevos diputados y senadores llamaron mi atención.

El primero fue la sesión de inicio de la 64 Legislatura, en la que los nuevos legisladores, en su mayoría morenistas, en lugar de mostrar la altura y dignidad de sus cargos, o su capacidad argumentativa, demostraron su inolvidable capacidad y afinidad al caos y al desorden. Diversas notas periodísticas destacaron el recuerdo de la toma de tribuna que el ahora líder de los senadores morenistas, Ricardo Monreal, hizo al decir con ironía que hoy "no sólo iban a ocupar la tribuna, sino a ocupar el pleno", restregando en la cara de todos los presentes la condición de mayoría de su partido.

Una sesión en la que debiendo demostrar el nivel que se requiere para la cacareada Cuarta Transformación, transformaron la solemnidad del pleno en abucheos a las opiniones de las minorías, y en porras y aplausos a todas las referencias a su partido y al Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.

El segundo hecho fue protagonizado por el (me cuesta llamarlo así) diputado Gerardo Fernández Noroña, quien volvió a hacer uno más de sus ridículos berrinches, cuando en su calidad de "representante del pueblo" intentó entrar al informe del Presidente Enrique Peña Nieto, en Palacio Nacional, al cual no estaba invitado, por lo que el Estado Mayor Presidencial le negó la entrada.

Lo reprobable de este incidente es que, como Noroña obviamente sabía que no le dejarían entrar, venía preparado con micrófono y bocinas para hacer un escándalo y vociferar todo tipo de consignas y descalificaciones, con el único fin de hacerse notar creando problemas donde no los hay.

A este vergonzoso personaje y a los nuevos senadores y diputados, en mi carácter de ciudadano y en nombre de muchos más como yo, les digo que así no.

Así no queremos que nos representen. Eso no somos los mexicanos. Los representados somos más educados, tenemos más calidad moral y nivel de discusión que los representantes.

No queremos que legislen y decidan nuestro futuro a gritos y sombrerazos. Sepan que nos avergüenza verlos despotricar y actuar como niños berrinchudos, burlándose de los que en competencias democráticas vencieron, devaluando la investidura y responsabilidades que les hemos encomendado, en muchos casos contra nuestra voluntad, pues muchos de ustedes ocupan esos puestos de "representación popular" sin realmente haber sido seleccionados por los ciudadanos, sino por los partidos que los postularon.

Muchos de ustedes no califican para el cargo que ostentan, ni tienen la capacidad ni la autoridad moral para decidir por nosotros. Muchos de ustedes son simples oportunistas que se colaron a las curules por rendijas de la ley, de la corrupción y de la impunidad.

Dirán ustedes que "haiga sido como haiga sido", ya están ahí y nadie les quita el puesto ni el fuero que los protege. Sí, así dirán ustedes, pero nosotros los ciudadanos les decimos que el hecho de haber ganado una elección, o un asiento plurinominal, no los hace lo mejor del País, ni lo mejor que la sociedad mexicana tiene para gobernarse, si acaso son los políticos menos malos que tuvimos para elegir.

Pero ya que están ahí, aprovechen la oportunidad que la vida y la imperfecta democracia les puso enfrente, primero para intentar transformarse ustedes mismos en personas decentes y honorables, y ganarse así el honor de representar ciudadanos mejores que muchos de ustedes, y luego entonces intentar transformar el País.

Los senadores y diputados deben representar lo mejor de nuestra sociedad, ser el ejemplo a seguir, y no como hasta ahora, ejemplo de lo que no se debe hacer.

Díganme, señores representantes del pueblo sabio y noble: ¿Qué le decimos a nuestros hijos y nietos cuando ven y oyen sus gritos, insultos y desmanes en la calle o en la Cámara de Senadores o Diputados? ¿Como les enseñamos a debatir las ideas, reconocer, valorar y aceptar las diferencias, a negociar y acordar, a saber ganar o a saber perder, si a nuestros propios representantes (salvo honrosas excepciones) a leguas se les nota su incultura, falta de educación, incapacidad para dialogar, exponer argumentos y defenderlos, con pasión sí, pero con educación y altura de miras?

A gritos no. A golpes, insultos y burlas no. Así no.

"Silencio y Prudencia tienen una hija llamada Paz".  

Yo