Mal fin
Hace un par de semanas, los municipios de Guadalajara y Zapopan (y según entiendo el resto de los municipios del estado también) sumándose al espíritu de las "gangas" del Buen Fin, anunciaron que durante el mes de noviembre ofrecerían descuentos del 50 por ciento de multas y 75 por ciento en recargos del impuesto predial, así como 50 por ciento en las multas de estacionamientos, y el pago de estos hasta en parcialidades.
Esta oferta municipal me parece injusta e indebida, y el Buen Fin que persiguen y suponen beneficiará las arcas municipales, se traducirá a la larga en un Mal Fin.
Los que pagamos a tiempo, los que tenemos nuestros permisos y licencias en orden, los que respetamos los reglamentos de tránsito, lo hacemos más por convicción y responsabilidad, por buena costumbre y no tanto por las amenazas de multas y recargos, clausuras o embargos que se nos pueden venir encima.
Pero al ver que a los morosos e incumplidos les minimizan las consecuencias, dan ganas de sumarse a ellos, solo para no sentirnos como estúpidos.
Las rebajas a multas y recargos provocan sentimientos de coraje e injusticia que desmotivan la responsabilidad ciudadana, similares a los sentimientos provocados por los programas de bienestar clientelares en los que el gobierno federal regala dinero a holgazanes, o la política de "abrazos, no balazos" que perdona delincuentes y tolera vándalos y manifestantes violentos que destruyen bienes ajenos y bloquean vías de comunicación, causando enormes daños a la población y al país sin ninguna responsabilidad o consecuencia.
Las razones esgrimidas por los legisladores que propusieron y aprobaron estas rebajas generalizadas son equivocadas. Unos argumentaron que el descuento solo debía hacerse a "grupos vulnerables" (aunque ser pobre no es razón para pasarse un alto), otros que debía ser generalizado, ya que "se está viviendo una situación difícil", y otros porque el descuento "motiva la recaudación y ayuda a las haciendas municipales".
Los apoyos a los grupos vulnerables ya existen en las tablas progresivas de tarifas e impuestos, las cuales han sido pensadas precisamente para que los que menos tienen paguen poco y en algunos casos nada. Y si hubiera que modificar su gradualidad para beneficiar a más personas, me parece válido revisarlas y en su caso ajustarlas. Lo que no es válido es premiar la irresponsabilidad o la holgazanería en cualquier estrato social.
Y para los más privilegiados, no hay argumento que justifique el rebajarles una sanción por su morosidad o valemadrismo.
Las multas y recargos se establecen para castigar incumplimientos de pago o violaciones a leyes y reglamentos. Hacer descuentos generalizados a las sanciones establecidas es un incentivo negativo que fomenta una cultura de "no pago", además de ser totalmente injusta para los ciudadanos cumplidos.
Con los descuentos municipales ofrecidos, lo que sigue antes de pagar el predial o una multa a tiempo, es sacar cuentas y analizar el costo de la oportunidad y el riesgo de no pagar.
Veamos si el 25 por ciento de las multas y recargos que terminaremos pagando pasado un año o más es menor a los intereses que nos cobra un banco o una tarjeta de crédito, o si nos conviene más utilizar ese dinero en nuestro negocio, en pagos más urgentes o en aquellos cuyos beneficios sean mayores a los perjuicios.
Señores presidentes municipales, lo que están ofreciendo no es un descuento, sino un financiamiento del predial y las multas a uno o más años de plazo, a una tasa del 25 por ciento o 50 por ciento de las multas o recargos. Los descuentos y facilidades ofrecidas incentivan la morosidad en lugar de la puntualidad, animan a la violación de leyes y reglamentos en lugar de a su respeto, y deterioran la de por sí deficiente educación cívica y responsabilidades ciudadanas.
Sería más justo y recaudarían más y a tiempo, si los ayuntamientos en lugar de dar descuentos y premiar a los morosos, por un lado aumentan las multas y recargos y por otro, establecen descuentos financieramente razonables a quienes paguen anticipadamente la totalidad de sus impuestos prediales.
Pagar a tiempo es la obligación, pagar antes debiera premiarse, y pagar tarde debe castigarse sin miramientos ni concesiones generalizadas.
"Al hacendoso lo alivioso,
al moroso lo oneroso".
Yo