Retórica del cinismo

Retórica del cinismo



Cada vez que interactuamos por escrito con el gobierno, el documento que firmamos incluye al final una declaración jurada en la que bajo "protesta de decir verdad" aseguramos que todo lo manifestado es cierto y termina con la advertencia "para todos los efectos legales a los que haya lugar", lo que quiere decir que estamos conscientes de que cualquier omisión o dato falso (falsedad en declaraciones) puede tener sanciones y consecuencias con responsabilidad legal.

Esto me hizo pensar en la asimetría de la relación ciudadanos-gobierno. Si los ciudadanos mentimos u omitimos información cometemos un delito. Pero si un gobernante miente o nos oculta información no es delito, es política. Para mí es la retórica del cinismo.

Una buena muestra de ello son las conferencias mañaneras del Presidente, en las que cada vez que alguien le hace una pregunta incómoda, la manera de responder se apega a una fórmula de cinismo extremo, que él y sus seguidores han aprendido, y con la que ahora se nos miente a la cara y sin tapujos.

Todo comienza proponiendo paradigmas diferentes, teorías y modelos "novedosos" para resolver viejos problemas, pero sin ninguna técnica, estudio o método que los sustente o les dé alguna probabilidad de éxito. La única diferencia entre los malos gobiernos anteriores y el actual es que las nuevas mafias de poder actúan bajo un aura de honestidad e ínfulas de grandeza histórica.

Hablan en grande, y ejecutan en chico. Las soluciones que dan a los problemas son hechizas (como arreglar la puerta de un avión soldándole una aldaba). Creen que las cosas cambian por llamarlas diferente. Desprecian el conocimiento y el Estado de derecho, y envuelven la opacidad y la corrupción en banderas moralinas.

Con esa fórmula cínica todos los días el Presidente evade respuestas e "informa" lo que le viene en gana, con el único fin de mantener índices de popularidad y viva la esperanza de un México mejor. Esta fórmula, que funciona muy bien con los que menos saben, menos piensan, o con los que se hacen "guajes", consiste en una serie de frases estereotipadas y técnicas de las que se hecha mano discrecionalmente dependiendo del tipo de interlocutor o público que se tenga enfrente. Estos son solo algunos de los cientos de ejemplos que hay:

La corrupción ya se acabó. Vivimos en un nuevo régimen. El periodo neoliberal terminó. Para nulificar los efectos de las críticas fundadas preguntar ¿Dónde estaban los críticos antes?

Culpar siempre al pasado por los males presentes. Si algo funcionaba bien es porque beneficiaba a alguien indebidamente.

La justicia está encima de la ley, con lo que se justifica violarla o no aplicarla.

Dividir, burlarse y etiquetar a los críticos con epítetos pegajosos (bullying) ubicándose siempre del lado de los buenos, de los honestos y de los pobres, para con ello dejar a los opositores del lado de los malos y corruptos que solo buscan mantener privilegios.

Nunca usar (públicamente) la fuerza pública. Perdonar a toda persona o delincuente útil de pasado oscuro.

Los organismos autónomos y de la sociedad civil, los contrapesos son corruptos por definición.

El pueblo manda. El pueblo es solo la parte humilde de los mexicanos (la más creyente y por lo tanto mas manipulable). Toda riqueza es mal habida o se logró a costa de los más pobres.

La nueva corrupción es menos mala que la anterior porque detrás de ella está el fin superior de la 4T... etcétera.

Frente a la retórica del cinismo lo que nos toca hacer a los mexicanos honestos, seguidores o críticos del gobierno actual, es manifestarse públicamente a favor o en contra, según sea el caso, de las decisiones, legislaciones, proyectos y políticas públicas que no hagan sentido, que pongan en riesgo la seguridad física y jurídica de los mexicanos, que minen la confianza en el país o apunten en dirección contraria a los objetivos comunes a todos: mejorar las condiciones de vida de los más pobres y acabar con la corrupción.

Hagamos a un lado las divisiones sociales a las que el Presidente incita y asegurémonos que la llamada 4T no se convierta en la transformación de la política en cinismo, de la democracia en dictadura, de la realidad en espejismos o de la esperanza y los sueños en pesadillas.

"Los mitos mueren
cuando la verdad aflora".
Yo