Primero los micros

Si los reclamos del sector empresarial del país al Presidente -por su negativa a brindar apoyos fiscales y económicos para paliar en alguna medida la profunda crisis económica que se avecina- fuesen en voz de los dueños de micros y pequeños negocios, y no en voz de los representantes de las cúpulas empresariales, pienso que los oídos no serían tan sordos.

Iluso, me dirán algunos, pero creo que la visualización del problema para una mentalidad como la de AMLO sería de mayor impacto si viera en el Zócalo capitalino una manifestación de la verdadera fuerza económica del país integrada por los micros, pequeños y medianos empresarios que quebrarán en unas cuantas semanas o meses si no reciben verdaderos apoyos económicos.

El problema es de interlocución entre pares, y el Presidente no es par de los representantes de los organismos empresariales del país. Si de alguien pudiera ser par, sería de los representados por estos organismos.

Si el lema fundamental de la 4T es "primero los pobres", hay que hacerle ver al Presidente que en materia económica "primero los micros".

Lo que las cúpulas empresariales, cámaras industriales y el comercio organizado del país deben hacer es organizar a sus miembros para que sean los millones de micro-comerciantes los que se manifiesten y exijan apoyos para mantener a flote sus negocios y los empleos que generan. Las posibilidades de ser escuchados por el Presidente aumentarían significativamente y no porque le importe mucho su economía, sino porque ellos son el "pueblo económico de México" y eso significa millones de votos.

Y aunque los argumentos de los organismos empresariales sean válidos y estén enfocados a proteger el empleo y el motor de la economía nacional, estos argumentos en voz de los más pudientes no tienen la autoridad moral necesaria para ser escuchados por un Presidente que culpa a los ricos por la pobreza del país.

La minoría organizada de grandes empresarios debe organizar a la mayoría desorganizada de microempresarios. Y eso no va a ocurrir desde las oficinas y salas de juntas de los clubes de industriales y cámaras de comercio del país, sino en los pueblos, colonias y calles donde se ubica el comercio popular, formal e informal.

Lo que al gobierno de México le toca hacer ya es un programa de alivio a pequeñas empresas, similar al que el gobierno de Estados Unidos tiene establecido, no sólo para épocas de crisis como la actual, sino de manera permanente. Me refiero al organismo gubernamental llamado Small Business Administration (SBA), que brinda una serie de apoyos y asesorías a pequeñas empresas para planeación estratégica, elaboración de presupuestos y capacitación en línea; obtención de financiamientos, asesoría legal, fiscal y normativa; acompañamiento para vender sus productos al gobierno y hasta la obtención de inversionistas para establecer o impulsar sus negocios a través de compañías oficialmente autorizadas para invertir en pequeñas empresas, las cuales (para evitar abusos y realmente sean un apoyo para su despegue y desarrollo) deben contar con una licencia otorgada por la SBA (www.sba.gov).

Y en esta crisis del Covid-19, la SBA implementó un programa de protección al salario (Paycheck Protection Program/PPP) que debería emularse en México. Se trata de un programa diseñado para que los pequeños negocios (hay parámetros muy concretos que los definen) puedan mantener a sus trabajadores en la nómina, al cual se accede a través de los bancos y consiste básicamente en lo siguiente: se les ofrece un crédito de 2.5 veces el monto total de su nómina, el cual puede ser usado para pagar, además de salarios, rentas, gastos propios del negocio, servicios básicos, etcétera, pidiéndole al aplicante que en reciprocidad al gobierno, en la medida de lo posible, compre sólo productos nacionales.

Pero lo más importante de este programa es que si el pequeño negocio demuestra que mantuvo en su nómina a la totalidad de sus empleados por al menos seis meses, el crédito total es condonado.

Esos son apoyos reales, accesibles y que benefician primero a los pobres.

Si el Presidente no oye a los macro empresarios, habrá que llevarle a los micro, a ver si así aflora el humanista que dice ser.

"Para que los pobres sean primero,
los políticos deben ser al último".

Yo