Metamorfosis mexicana

Cada vez que alguien menciona la Cuarta Transformación recuerdo el libro La metamorfosis, de Franz Kafka, publicado en 1915, y cuyo título varias editoriales han preferido traducir al español como La transformación.

El libro narra la historia de Gregorio Samsa, un comerciante de telas que mantiene a su familia con su sueldo, hasta que tras una noche que no recuerda, amanece convertido en un insecto parecido a una cucaracha. La metamorfosis lo incapacita para trabajar, y obliga a su padre, madre y hermana a buscar su sustento. Pasa la mayor parte del tiempo en su habitación y es testigo del abandono y el desdén de parte de su familia, que rehúye responsabilidades y lo dejan morir.

Esta obra ha suscitado diversas interpretaciones, mensajes y lecturas. Unas se refieren al trato de una sociedad autoritaria, burocrática e hipócrita que discrimina y aísla al "diferente", y otras, al egoísmo humano frente al bienestar de los demás.

El impacto que Kafka causa en la imaginación del lector -quien inevitablemente siente y sufre lo que significaría vivir transformado en un insecto asqueroso- dio pie a la creación del adjetivo kafkiano, que hoy se utiliza para calificar todo lo que es trágico, inquietante o absurdo como la kafkiana Cuarta Transformación.

Si Kafka transformó a Gregorio Samsa en insecto, ¿en qué se transformará o cómo será ese México transformado que AMLO imagina?

¿Será un México de libertades, democrático, vanguardista, educado, de empleos suficientes y bien remunerados que logren un bienestar general, o será uno autoritario, retrógrada, ignorante, subsidiado, en el que el bienestar seguirá siendo una esperanza inalcanzable debido a terceros culpables de la pobreza de millones?

El Presidente habla de transformar, de cambiar, de ser diferente, pero no queda claro en qué se convertirá el país luego de su metamorfosis.

Muchos pensamos que la Cuarta Transformación es una idea pretenciosa de aires mesiánicos. Sus voceros dicen que no es una pretensión sino un propósito (juego de palabras para justificar una utopía).

Aun así, ¿cuál es el propósito?

Si el nuevo proyecto de nación acaso está hecho, lo único que hemos podido ver son esbozos conceptuales con ejecuciones mal planeadas. Los mexicanos tenemos el derecho a conocer el país que tendremos luego de la 4T. Pero no el proyecto teórico explicado con algo más que palabras y buenas intenciones.

Haciendo una analogía del proyecto de nación con un proyecto arquitectónico, para que todos podamos ver el tipo de país que imagina y se ha empeñado a hacer necesitamos ver una "maqueta" y unos "renders" del proyecto México, acompañados éstos de los soportes que todo proyecto serio y profesional tiene, y que tienen que ver con las ingenierías, estudios y presupuestos que determinan su viabilidad. Sin ellos, las ideas son utopías que de llevarse a cabo transformarán la vida en una pesadilla (como la de convertirse en insecto).

Pidámosle al Presidente que nos muestre el proyecto final de Constitución que quisiera tener, en lugar de ir mostrándolo en abonos; que nos muestre el proyecto ejecutivo completo que quiere lograr en materia de economía y empleo, en materia energética, en materia legal y judicial, en materia de seguridad, etcétera.

Si nos lo muestra y nos gusta, y si vemos la metodología y presupuestos para lograrlo, las críticas se convertirían en apoyos constructivos para, ahora sí, "juntos hacer historia", porque si de algo no hay duda es que todos, liberales y conservadores, ricos y pobres, queremos acabar con la corrupción, reducir la pobreza y las desigualdades. El propósito es común. Ese es el sueño.

Sin embargo me temo -y en esto radica la desconfianza generada hasta ahora- que el proyecto conceptual completo del México post-4T existe, pero no lo muestran porque el Presidente y su equipo saben muy bien que lo que están haciendo en muchos sentidos no es compatible con la historia prometida.

No es posible apoyar una transformación a ciegas. Antes de siquiera dar el primer paso evolutivo, es necesario visualizar y tener muy claro en qué queremos o en qué nos quieren convertir, no vaya a ser que terminemos siendo la cucaracha de Kafka.

"Es más fácil vender proyectos que realidades".

Yo