‘Chayotécnicos’

Para el presidente López Obrador los medios de comunicación que publican información u opiniones que le son desfavorables son "voceros del conservadurismo" que lo critican debido a que no les paga para que hablen bien de él y su gobierno.

Descalifica a todo aquel que señale errores, advierta riesgos derivados de sus decisiones y políticas públicas, o divulgue indicadores de desempeño que muestren deterioros en los distintos campos de la vida nacional.

Dice que "si no hubiese insultos al Presidente, a lo mejor sería porque estaría repartiendo dinero (...) que antes la consigna era aplaudir y callar. No se podía tocar al intocable, pero eso cuesta mucho, todo eso nos lo estamos ahorrando" y como se considera partidario de "la libertad a fondo" es que "aguanta" las descalificaciones.

Pero informar con datos duros no es descalificar. Si algo se hace mal o si los índices de desempeño no son los esperados, la información no puede (ni debe) ser favorable. Los datos son fríos, neutrales, apolíticos, y se muestran tal como son, independientemente de que exhiban logros o fracasos.

¿Qué más quisiéramos los mexicanos que leer noticias y conocer datos que demuestren prosperidad y generen confianza?

Sin embargo, los medios informan lo que ocurre, se dice y hace, y los analistas políticos y articulistas opinamos al respecto.

¿Cómo pretende el Presidente evitar los datos desfavorables y las críticas que les acompañan si detiene inversiones privadas sin motivos válidos, cancela la operación de sistemas de energía limpia, construye una refinería inviable, si el país está en vías de perder el grado de inversión, si la mayoría de obras las asigna sin licitaciones, si regala miles de millones en programas sociales que jamás sacarán de la pobreza a nadie, si todos los días intenta desaparecer los organismos autónomos de la sociedad civil, si se encarga de dividir y polarizar al país, si discrimina, se burla, pone apodos y calificativos despectivos a quien le viene en gana (el que se lleva se aguanta, dice el dicho popular), si no le importa la quiebra de los empresarios, si el desempleo y el número de pobres van en aumento, si... si... si... si...?

De lo único bueno que se podría hablar son de las intenciones verbalizadas en las principales promesas de campaña que lo llevaron al poder y con las que todos los mexicanos bien nacidos estamos de acuerdo, como acabar con la corrupción, sacar de la pobreza a millones de mexicanos, bajar la criminalidad e índices delictivos, etcétera.

Pero las campañas terminaron hace mucho y ahora es tiempo de exigir cumplimientos y medir resultados. Y eso es exactamente lo que los medios informativos, la opinión pública y la sociedad informada estamos haciendo a diario.

Como la única manera de obtener buenas notas es con buenos resultados, las quejas del Presidente hacia los medios y la opinión pública son imposibles de satisfacer.

Quisiera por un lado que se hable bien de él y de su 4T cuando todo indica que vamos en franco declive, y por otro lado dice -a modo de justificación a las críticas- que si los medios hablaran bien de su gobierno podría pensarse que les dio "chayote", como coloquialmente se le llama al soborno que oficinas de gobierno dan a periodistas para inducirlos a informar según su conveniencia.

En esa lógica, nunca podría haber información verídica y opiniones honestas. Si se publican datos favorables al Presidente significa que pagó por ello, y por lo tanto enfrentamos a un gobierno malo e inepto con medios corruptos. Y si al contrario, se le critica, como ha sido el caso, significa que tenemos un gobierno "honesto" con medios molestos porque ya no reciben "chayote".

Pero los "chayoteros" de hoy ya no son los periódicos, noticieros de televisión o editorialistas que alguna vez pudieron ser comprados para hablar bien del gobierno, sino tuiteros, influencers, expertos en sistemas y manejo de las redes sociales, y que yo llamo "chayotécnicos", pagados por el gobierno para contrarrestar y atacar sin misericordia toda información u opinión negativa y aplaudir todo lo que el Presidente diga o haga.

La verdad es que el "chayote", ese virus que infecta la ética profesional, sigue vivo, y sólo mutó para dejar atrás a los medios de comunicación tradicionales y hospedarse ahora en las benditas redes sociales.

 
"Hacer historia no es una meta,
es una consecuencia".

Yo