¿Potentados?

En relación a los apoyos económicos necesarios para la subsistencia de las empresas, el Presidente ha dicho que "no habrá rescate a potentados".

¿Potentados?

Según el diccionario, un potentado es una persona poderosa y opulenta, que tiene abundancia, riqueza y sobra de bienes, vaya, "muy rica". Pero la enorme mayoría de los micros, pequeños y medianos empresarios (mipymes) estamos muy lejos de ese nivel de riqueza.

Si la empresa de un potentado quiebra, la calidad de vida de sus accionistas y de varias generaciones que les siguen, no cambia un ápice. En cambio, si una mipyme quiebra, sus dueños y sus familias pasarán angustias.

Para el Presidente, la vida de los dueños de pequeñas empresas y de sus trabajadores es irrelevante. Su tamaño, importancia individual y desunión, los hace poco rentables en lo político y en lo económico.

Las palabras del Presidente, "si va a haber una quiebra de una empresa, que sea el empresario el que asuma la responsabilidad o los socios accionistas", revelan varias de sus convicciones, sofismas e intereses.

Para empezar, supone que toda riqueza es mal habida. Su discriminación a los ricos es selectiva: los que de dientes para afuera lo apoyan son personas honestas y con dimensión social, y a los que abierta o veladamente lo critican, los califica como conservadores-neoliberales-corruptos que sólo buscan mantener privilegios.

La única explicación que encuentro para la indiferencia que el Presidente muestra frente a la inminente quiebra de cientos de miles de mipymes es que servirá para culpar a los patrones por los despidos masivos que una quiebra conlleva, y utilizar el falaz argumento de la rapacidad empresarial para luego ganar con dádivas de subsistencia el voto de millones de desempleados que no tienen la capacidad para analizar las verdaderas causas de su situación.

El Presidente y la clase trabajadora deben saber que con la quiebra de empresas la pobreza está garantizada, es sólo cuestión de tiempo llegar a ella. En cambio, con empresas y negocios funcionando, el bienestar de todos, si bien no está garantizado, es una posibilidad real y alcanzable.

¿Será posible hacer entender al Presidente que proteger el empleo existente no significa el rescate de potentados?

Nadie le pide al gobierno que pague las consecuencias de malas decisiones empresariales o cubra los riesgos del mercado. Si una empresa de cualquier tamaño quiebra, los accionistas pierden su capital, y los trabajadores su empleo. Lo que al gobierno sí le toca hacer es dar las facilidades y crear las condiciones necesarias para evitar en lo posible que las empresas quiebren, sobre todo cuando se trata de crisis generalizadas. Y no para hacer ricos a sus dueños, sino para que los empleos no se pierdan, y para que las empresas puedan seguir generando utilidades y pagando impuestos.

Dejar que millones de pequeñas empresas quiebren por no querer rescatar a unos cuantos potentados corruptos es hacer pagar a justos (los pobres empleados y pequeños empresarios) por pecadores.

Si algo bueno nos vino a dejar la llegada al poder de un personaje como López Obrador y ahora la pandemia del Covid-19, es el hacer conciencia de la forma en que vivimos, y trabajamos. La nueva actitud que debe acompañar a la "nueva normalidad" es de una responsabilidad social generalizada.

Lo anterior no significa, como el Presidente lo ha sugerido, que deba desaparecer el afán de lucro, que es la razón de ser de una empresa, o las ambiciones sanas, que son el principal incentivo para el trabajo arduo, la educación y el desarrollo de talentos. Si acaso significa algo es que deben priorizarse.

Si AMLO en lo personal quiere ser un asceta, es decir una persona que busca la perfección espiritual, vive en la renuncia de lo mundano y en la disciplina de las exigencias del cuerpo, que lo haga, pero no puede pedirles a los mexicanos, como a diario lo hace, que seamos o vivamos así. No le corresponde definir el estilo de vida o limitar las aspiraciones de los mexicanos.

Lo único que tiene obligación de hacer y nosotros el derecho de exigir, es crear las condiciones para que cada quien, sin afectar el derecho ajeno (ese que logra la paz), viva como mejor crea y aspire a tener y lograr lo que le plazca.

Cuando algo no beneficia a todos, 
perjudica al todo.

Yo