A lo Atlas


En memoria de Samuel Alvo.



Es inevitable hablar de algo que termina o se acaba luego de haber perdurado por más de 70 años, sea la vida de una persona, la hegemonía de un partido en el poder o la espera de un título deportivo, como el que el domingo pasado obtuvo del equipo de futbol Atlas y que terminó con una racha de 70 años consecutivos sin haber ganado un campeonato.


Una de las cosas que pensé luego de este significativo triunfo, fue que la famosa porra, hinchada o barra brava del Atlas, llamada "Barra 51" -remembrando el año 1951 cuando ganaron el único título de liga con el que hasta el domingo pasado contaban-, tendrá que decidir si mantiene ese nombre o lo cambia a "Barra 21", en alusión ahora, al año y al siglo en el que se rompió la "maldición" deportiva, y generó en la institución, en el equipo y en la afición una nueva y extraña mística de triunfo, a la que no están acostumbrados. Algunos podrían pensar que escribo al respecto porque soy un "atlista" o un aficionado al futbol. No lo soy.

Lo que soy es un observador de personas y de fenómenos sociales. Y en ese sentido, lo que me interesa del Atlas es ver y analizar la pasión y fidelidad de sus seguidores, que han asumido posturas y acuñado frases que podrían verse desde dos diferentes ángulos: como una salida digna a los fracasos, a las burlas o al "bullying" que los fanáticos de cualquier deporte, partido político, ciudad o país, gozan hacerse entre sí poniéndose de manera recíproca apodos que exaltan sus respectivos defectos e infortunios y que quedan para siempre (como el infame apodo de "Margaritas" o "Márgaras" que se dio a los seguidores del Atlas, en respuesta al apodo de Chivas Locas con el que un periodista tapatío bautizó al equipo Guadalajara), o de una manera más positiva y filosófica, como una forma diferente y perfectamente válida de ver la vida y afrontar lo fortuito de sus acontecimientos.

Algunas de estas frases son: "Soy del Atlas aunque gane"; "El Atlas no vive de copas, sino de la pasión que provoca"; "Qué me hablan de amor si yo soy del Atlas"; "Se festeja, se sufre, se llora, pero jamás se abandona"; "A ver si ahora sí ganan", o la que dice "Un rey se corona sólo una vez" y que ahora tendrán que revisar a raíz de su segunda corona.

Pero para mí, la más significativa es la frase que habla de ganar o perder "a lo Atlas". Un concepto que define de otra manera el sufrimiento y que aplica para determinadas formas de ganar o de perder.

Ganar o perder "a lo Atlas" implica angustias y vaivenes. Si van ganando, en el último momento los empatan o pierden. Si van perdiendo, en el último momento empatan o ganan. "A lo Atlas" significa todo lo que se gana sufriendo, o todo lo que se pierde cuando lo improbable sucede.

Y el partido final con el que este sufrido equipo se coronó campeón, así fue, "a lo Atlas". Con tiros que increíblemente pegaban en el marco, con fallas de tal manera incomprensibles que pareciera que fuerzas sobrenaturales paralizaban jugadores con oportunidades de gol a "boca de jarro" para llegar al punto de tener que resolver 70 años de carga emocional de una institución y de millones de aficionados en una persona y en un solo tiro de penal.

Me angustia pensar lo que hubiera pasado con ese jugador -y su vida entera- si hubiera fallado ese último tiro y hubieran terminado perdiendo una vez más, "a lo Atlas".

A los aficionados a cualquier deporte les digo: váyanle al equipo que quieran, emociónense con sus triunfos, canten cuando ganen y lloren cuando pierdan, solo tengan siempre presente que al final se trata sólo de un juego, en este caso de futbol.


APOSTILLA

Samuel Alvo, amigo de toda la vida, murió el mismo día -pero sin poderlo ver- que por fin ganó el Atlas, y en el mismo estadio que su padre, Alberto Alvo, siendo presidente del Club Atlas en 1956, propuso construir, logrando unir las voluntades de tres clubes fundadores (Atlas, Guadalajara y Oro) en una asociación cuyo solo nombre es reflejo del más puro espíritu deportivo: Clubes Unidos de Jalisco. Podría decir sin temor a equivocarme que Samuel Alvo vivió y murió "a lo Atlas". Descanse en paz.

"Si una meta se logra,
muere para que otra nazca".

Yo