México nunca pierde
Las leyes no se defienden solas. Para que las leyes defiendan personas, las personas necesitan defender a las leyes.
A nadie le gusta perder. Pero hay malos perdedores. Son los que en lugar de admitir que han sido superados o vencidos de forma limpia, de reconocer habilidades superiores de los contrincantes o errores propios, alegan sin fundamento fraudes, trampas, argucias, corrupción de jueces y árbitros, o un mal diseño de las reglas y normas de la competencia. Todo para "justificar" y echar la culpa de sus derrotas a todo y a todos, menos a ellos mismos.
Las declaraciones del presidente López Obrador luego de las recientes elecciones, en las que su partido, por un lado, ganó la mayoría de las gubernaturas en juego, pero por otro perdió la mayoría en la Cámara de Diputados, perdió más de la mitad de las alcaldías del bastión de su movimiento, la Ciudad de México, y en el gran total perdió la mitad de los votos que obtuvieron en las elecciones presidenciales del 2018, son típicas de un mal perdedor.
Debiendo, como Presidente de todos los mexicanos, permanecer neutral y al margen de los procesos electorales, sus antidemocráticas embestidas fueron contra las clases medias que le negaron su voto, contra los medios de comunicación y redes sociales que según él hicieron una campaña "sucia" (como si la suya que no debió hacer, y la de su partido, hubieran sido inmaculadas) y en especial contra el árbitro de la elección, el INE, que aplicando la ley, canceló el registro de dos candidatos a gobernador de su partido, y le ordenó abstenerse de difundir en época electoral logros de gobierno, programas sociales, obras públicas, o emitir cualquier tipo de información que pueda incidir en las preferencias electorales, orden que por supuesto y sin pudor alguno, desacató y le mereció un apercibimiento que "le caló hasta los huesos".
Ahora, luego del saldo global negativo que su partido obtuvo y como el mal perdedor que es, en reacción-venganza contra el árbitro de las elecciones que mostrando su autonomía "osó" apercibirlo, busca modificar la ley electoral (las reglas del juego) para que en las siguientes contiendas estén ajustadas a su conveniencia.
Pareciera que el Presidente tiene ancladas sus emociones y modus operandi en el Jalisco de 1937, cuando se filmó la película mexicana cuyo título Jalisco nunca pierde, siempre va seguido de la frase "...y cuando pierde, arrebata". Si el balance general de las pasadas elecciones es que el Presidente perdió, lo que sigue en su agenda política será "arrebatar" como pueda lo que los ciudadanos le quitaron en las urnas.
Y ya empezó. AMLO y su partido Morena han dicho que "el INE es un obstáculo para la democracia", cuando lo que ha sido más bien es un obstáculo para sus intentos de atropello a las leyes electorales existentes y a la oposición.
Para él la verdadera democracia será posible cuando el INE deje de ser un órgano autónomo y pase a formar parte del Poder Judicial, en un obvio juego político de varios frentes engranados entre sí para ocultar sus antidemocráticas intenciones: primero, controlar el Poder Judicial, nombrando jueces "ad hoc" o "maiceados" para que llegado el momento fallen a su favor, y segundo, una vez controlado el Poder Judicial, pasarle el control del INE.
El resultado, en caso de lograr lo anterior, sería nada menos que el control total del país, por tiempo indefinido, en un juego aparentemente democrático y con mínimas posibilidades de triunfo para la oposición.
Aprender a perder es parte de la educación y formación del carácter. Y en ese sentido, los ciudadanos debemos decirle al Presidente lo mismo que los padres les dicen a los niños cuando se enojan y frustran por no obtener lo que quieren, cuando para ganar hacen trampa o buscan cambiar las reglas, o cuando la realidad se opone a sus deseos: "si no sabes perder, es mejor que no juegues".
Correlacionando el título de la película Jalisco nunca pierde y el lema de promoción turística de Jalisco, que dice "Jalisco es México", el gobierno actual, y todo aquel que quiera arrebatarles a los mexicanos los avances democráticos logrados, deben saber que a la mala, "México Nunca Pierde", y si a la mala pierde, arrebata.
La lección que las pasadas elecciones dejaron es que cualquiera que habiendo asumido un puesto de elección popular intente desde su posición de autoridad destruir la democracia, los mexicanos le arrebataremos el poder y la confianza que en buena lid le otorgamos.
"Las leyes no se defienden solas. Para
que las leyes defiendan personas, las
personas necesitan defender a las leyes".
Yo