Piensa mal y acertarás
Para mí no es sólo una falta de respeto al Poder Legislativo que el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el general Cresencio Sandoval, se haya negado a comparecer ante la Cámara de Diputados y haya cancelado la reunión que aceptó tener con ellos en sus oficinas para hablar del hackeo que sufrió la Sedena por el grupo llamado Guacamaya. Como lo señaló el diputado federal emecista Sergio Barrera, para mí es un botón de muestra de lo que se nos viene encima con la militarización del país, y el enorme poder que el Presidente le ha dado al Ejército.
Su negativa a comparecer puede ser vista de dos maneras: como cobardía o como arrogancia.
Cobardía para enfrentar las críticas fundadas por los malos resultados en las tareas de seguridad de la Guardia Nacional y las humillaciones que los delincuentes le han propinado al Ejército y a la Guardia Nacional (que son lo mismo); por la fallida política de "abrazos, no balazos"; por violar el artículo constitucional que establece el carácter civil de la seguridad pública; para explicar por qué el Ejército ha asumido infinidad de funciones que no le corresponden, como construir y operar aeropuertos civiles, remodelar hospitales, administrar aduanas, construir sucursales bancarias, sembrar árboles, manejar pipas de combustible, distribuir vacunas, ayudas sociales, fertilizantes, libros de texto, etcétera. Vaya, hasta vender "cachitos" para la rifa del avión presidencial y repatriar los restos de "José José".
La verdad, tener que explicar todo esto frente a los diputados está difícil.
Sin embargo, por más difícil que sea para el secretario de la Defensa defender lo indefendible, me inclino a pensar que su negativa a comparecer frente a los diputados es por arrogancia, y para dejar un claro mensaje de poder y demostrar quién manda.
"Piensa mal y acertarás", dice el dicho, y pensando mal, la militarización del país tiene fines perversos. Yo veo un plan "maquiavélico" detrás de la reciente aprobación de la reforma constitucional para que los militares permanezcan en las calles en tareas de seguridad pública hasta el año 2028, así como el involucramiento del Ejército en la administración de los puertos y aduanas del país, en los aeropuertos civiles y próximamente en la operación de una línea aérea comercial.
Explico los dos maquiavélicos y factibles planes que veo detrás de la relación del Presidente con el Ejército, y que expongo para que los ciudadanos abramos los ojos frente al peligro que significa la militarización del país y exijamos el retiro del Ejército de las labores que no le corresponden:
El primero es de índole político-electoral.
Si en 2024 se diera el caso de que Morena perdiera la elección presidencial, y el INE (si todavía existe como un organismo ciudadano autónomo) declarara triunfador al candidato de la oposición, no tengo la menor duda de que el Presidente y su partido alegarán fraude (ya lo han hecho varias veces). En ese momento, el Ejército que estará al mando de la seguridad pública en todo el país, siguiendo las instrucciones de su jefe supremo, sostendrá por la fuerza al candidato de Morena que perdió las elecciones. Es decir, un golpe de Estado orquestado por el mismo Estado.
El segundo tiene que ver con el narco-Estado mexicano.
No es casualidad que el Ejército administre y controle ahora aeropuertos, líneas aéreas, aduanas, sucursales bancarias, empresas dedicadas a la fabricación, importación y distribución de fármacos, o de transporte en general, operaciones todas que tienen que ver no sólo con el tráfico de drogas, sino con todo tipo de mercancías ilícitas y con el lavado de dinero.
Es ahora el Ejército, y no el Poder Ejecutivo, el que controla los puertos de entrada y aeropuertos del país, y qué pasa y qué no pasa por sus aduanas.
Y aléguenles o auditen a los militares, quienes tienen sus propias leyes, no rinden cuentas a nadie, y su comandante supremo es nada menos que el Presidente.
Si mis especulaciones y mal pensares son equivocados, al menos servirán para el guion de una novela, película o serie de televisión acerca de mafias y conspiraciones políticas basadas en hechos reales y que comienzan o terminan como este artículo, con el "disclaimer" o descargo de responsabilidad que dice: "cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia".
"No es lo mismo un general
de división que una división general".
Yo