Bla, bla, bla
Se ha vuelto prácticamente imposible discutir con los defensores de la mal llamada Cuarta Transformación si el camino para lograr los objetivos torales que dieron origen y legitimidad al "Movimiento de Regeneración Nacional", y con los que todos los mexicanos "bien nacidos" estamos de acuerdo (reducir la pobreza y acabar con la corrupción), es el correcto.
Si se les explica, ya sea de manera científica o con palitos y bolitas, por qué regalar dinero a los pobres no los sacará de la pobreza; si se les demuestra la corrupción del gobierno actual, la opacidad en la que opera, las mentiras del Presidente, etcétera, su reacción es defensiva remontando siempre al pasado corrupto que nos llevó a donde estamos, y sus argumentos como que "antes robaban más" o que cualquier cosa es mejor que el "PRIAN", evaden el fondo de la discusión. No creen que se puede estar peor, y que, en muchos sentidos, estamos peor que antes, o que por el camino que vamos la situación del país, y en particular de los más pobres, a la larga será aún peor.
Con los que de alguna manera defienden o justifican los despropósitos del actual gobierno ya no discuto. Estoy cansado de explicar, de tratar de hacer entender a ciegos y sordos, a necios y obcecados las razones por las que su legítimo hartazgo de la corrupción del pasado, traducido en apoyo a un demagogo inepto, igual o más corrupto que los anteriores, además de aumentar el número de pobres, nos llevará a todos a la ruina. Porque prefiero hacer lo que esté a mi alcance para mejorar lo que pueda a mi alrededor que discutir con necios, hago mío un texto en inglés que hace unos días leí al respecto titulado "No quiero explicar" (traduzco):
"No quiero explicar a las masas de personas estúpidas que pasan todo el tiempo hurgando en las redes sociales, buscando tarugadas, perdidos, resentidos, enojados y vacíos; que nunca han leído nada y que hoy tienen una 'plataforma' para soltar sus peroratas, para pasar la vida en el bla, bla, bla. No quiero saber más de ellos. No quiero enfrascarme en discusiones con ellos ni defenderme de ellos. Así que ¡al carajo con ellos! No me voy a poner más en esa posición. No".
Karl Popper, el famoso filósofo y politólogo conocido por su defensa de los principios de crítica social, y cuya filosofía política abarca ideas de las principales ideologías políticas democráticas, intentando conciliarlas (como la social-democracia, el liberalismo clásico y el conservadurismo liberal) resume la imposibilidad de entendimiento de la siguiente manera:
"Una discusión fructífera y racional es imposible a menos que los participantes compartan un marco común de asunciones básicas".
Me he dado cuenta de que entre los defensores de la 4T hay asunciones básicas equivocadas, que ignoran la posibilidad de estar peor y los datos que confirman el fracaso de las políticas públicas implementadas por el Presidente; que afirman que cualquier cosa, menos el PRIAN, es mejor, sin aceptar que siempre es posible estar peor; o que piensan que la justicia radica en turnar desgracias y hoy toca el turno de que a los ricos les vaya mal, convirtiéndose así en los tontos consolados por el mal de muchos.
Me he dado cuenta también de que, en el ambiente de la 4T, tanto en sus dirigentes como en sus seguidores, hay una sed de venganza autodestructiva, un resentimiento hacia los más exitosos y hacia el conocimiento y una falsa noción de que la riqueza sólo es posible mediante la corrupción o la explotación de los pobres.
Pero así como me niego a hablar con resentidos sociales o con personas de mente cerrada que buscan culpables afuera de ellos mismos para justificar sus fracasos o su mediocridad, estoy abierto a hablar e invertir todo el tiempo que sea necesario para encontrar mejores maneras para combatir la pobreza, la corrupción, la ignorancia y, en general, cualquier mal que aqueje a la sociedad, pero con una condición:
Que se reconozcan los datos duros y las experiencias históricas que demuestran que el populismo, el autoritarismo y los ataques a la democracia y a los contrapesos de la sociedad civil llevan a la ruina.
Si no estamos de acuerdo en estas asunciones básicas, si no se descalifica a quienes no respetan ni aceptan que la ley es la ley, no tiene caso discutir. Mejor no desgastarse y que cada quien se rasque con sus uñas.
"Mayoría no es sinónimo de verdad".
Yo