Jamás Hamás

Jamás Hamás

Luego de que la organización terrorista Hamás invadió Israel y mató a mil 400 civiles, incluyendo mujeres, niños, bebés y ancianos, secuestró a dos centenares de personas y lanzó más de 5 mil cohetes bomba dirigidos específicamente a la población civil, inexplicablemente, el blanco de las críticas y protestas no ha sido Hamás, sino el Estado de Israel, a pesar de que su respuesta militar tiene un solo objetivo: acabar con un grupo terrorista que se esconde en túneles, en escuelas y hospitales utilizando cobardemente a su propia población como escudos humanos.

Manifestantes que desconocen la historia y son incapaces de entender la diferencia entre un atentado terrorista y la defensa de un país, equivocan el destino de sus críticas. Gritan "Free Palestina", como si Israel les hubiese quitado a los árabes sus tierras o les negara su derecho a existir, cuando la realidad es exactamente lo contrario. Son organizaciones terroristas como Hamás las que buscan y tienen como misión sagrada (yihad) la desaparición de Israel.

Ante la ola de críticas que cierran los ojos al sufrimiento de la población civil israelí y sólo miran el sufrimiento de la población civil palestina, la pregunta es: ¿qué debe hacer, no sólo Israel, sino el mundo entero frente a un ataque terrorista? Para salvar vidas inocentes de todos los bandos ¿debería poner la otra mejilla y dejar que fanáticos extremistas cometan una y otra vez atrocidades y le tomen así la medida no sólo a Israel, sino al mundo entero? Sin duda la respuesta es no. Ninguna causa justifica la masacre deliberada de civiles o el exterminio de un pueblo entero. Por ello la consigna a gritar en este caso y otros similares no es "Liberen Palestina", sino "Jamás Hamás".

Los que no conocen la historia deben saber que Israel ha buscado siempre la paz. Ha aceptado y hecho propuestas para la creación de un Estado palestino independiente no una ni dos veces, sino cinco, y cinco veces los dirigentes árabes las han rechazado. La primera fue en 1936, cuando los ingleses propusieron crear en el territorio entonces controlado por ellos, dos Estados independientes, uno para los árabes, con el 80% del territorio, y otro para los judíos en el restante 20%. Los judíos aceptaron, los árabes no.

La segunda fue en 1947, cuando la ONU votó a favor de la creación de los dos Estados. Esta vez los árabes no sólo rechazaron la decisión, sino que lanzaron una guerra contra el recién formado Estado de Israel. Pero su objetivo fracasó. Israel ganó la guerra y se dedicó a construir en el territorio asignado, el Israel que hoy conocemos.

La tercera fue 20 años después, luego de que los árabes liderados por Egipto y apoyados por Siria y Jordania, intentaran una vez más destruir al Estado Judío. El conflicto de 1967, conocido como la Guerra de los Seis Días, terminó en una victoria contundente para Israel. Hubo entonces dos propuestas sobre la mesa a cambio de paz: una que regresaría Cisjordania a Jordania, y Gaza a Egipto, y otra que regresaría esos territorios a los pobladores árabes de la zona, que comenzaron a llamarse a sí mismos como palestinos con la esperanza de construir ahí su propio país. Nada de esto prosperó debido a que la llamada Liga Árabe resolvió lo que se conoce como los famosos "Tres Nos": no paz, no reconocimiento y no negociaciones con Israel.

La cuarta vez, en el año 2000, el primer ministro Ehud Barak, se reunió en Camp David con el líder de la OLP, Yasser Arafat, para concluir un nuevo plan de dos Estados. Barak le ofreció a la OLP la creación de un Estado Palestino en todo el territorio de Gaza y en el 94% de Cisjordania, y con el este de Jerusalén como su capital, pero Arafat rechazó la oferta.

La quinta vez fue en 2008, cuando el primer ministro Ehud Olmert, con la esperanza de lograr la paz, propuso aumentar el territorio ofrecido antes a Arafat para la creación del Estado Palestino. El nuevo líder, Mahmoud Abbas, también rechazó la oferta.

Ante esta historia de cerrazones, de ataques y represalias, que lo único que han logrado es aumentar la cantidad de muertos y rencores, confirmo y suscribo las palabras de quien fue la primera mujer ministra de Israel, Golda Meir: "La paz llegará cuando los árabes amen a sus hijos más de lo que odian a los nuestros".
 
"Si Dios existe, es un sádico".

Yo