Mafia de oposición

Si los candidatos para ocupar el cargo de presidente de México deben definirse este año, en los 9 meses que restan, es prácticamente imposible construir una candidatura de oposición nueva, fresca, capaz, sin defectos, intachable, sin nexos con grupos o partidos políticos del pasado y que además sea popular y competitiva.

No hay opción, si la oposición quiere ganar las elecciones de 2024 frente a un partido político como Morena que, además de contar con todos los recursos económicos y propagandísticos legales e ilegales, tiene como su vocero y principal demagogo nada menos que al presidente de la República, tendrá que elegir a su o a sus candidatos (ojalá y sea uno solo), de entre los políticos o ciudadanos más visibles y competitivos que haya. (Nota para los lingüísticamente incluyentes: digo candidatos y no "las y los" candidatos o "las y los" políticos, porque la postura académica es clara a este respecto: "en español el masculino es el género no marcado").

No es tiempo para ponerse remilgoso con los perfiles ideales para gobernar al país. En estos tiempos de supervivencia política, los candidatos ideales no son populares, y cualquier persona que se elija de entre los partidos políticos existentes, o los grupos de la sociedad civil organizada, tendrá más de un defecto, más de algún inconveniente o más de alguna cola que pisarle.

Hoy que todavía no hay candidatos definidos (al menos públicamente) y se especula con todo tipo de opciones, los que quisieran tener al candidato de oposición perfecto pregúntense: ¿qué más defectos puede tener un candidato que los que el actual Presidente tiene?

Entiendo y me parece bien pensado que la decisión de quién o quiénes serán los candidatos de oposición no se haga pública antes de tiempo, pues cualquier candidato de oposición que surja, sería hecho pedazos por el Presidente en la carnicería de prestigios que son sus conferencias mañaneras, en las que él, sin empacho alguno, miente, difama, viola la ley e interviene ilegalmente en los procesos electorales con total impunidad.

Además, si el Presidente viola la ley, como una y otra vez lo hace, ¿qué le van a hacer? ¿Acaso algún tribunal someterá a investigación al Presidente una vez que haya dejado el cargo, como está sucediendo hoy con el ex presidente Trump?

¿Acaso el INE declarará inválida la votación que hubiera a favor del candidato de Morena porque la contienda fue inequitativa?

Claro que no. La ley será violada y el daño estará hecho. Lo que pasará si Morena pierde la elección sería al revés, idéntico a lo que Trump quiso hacer: reclamar que hubo fraude, acusar de corruptos al servicio de los conservadores y la oligarquía a los consejeros del INE que no le son afines, como lleva haciendo años, y convertir todo el proceso electoral en un caos. Y en este caso, siguiendo el dicho popular que dice "a río revuelto, ganancia de pescadores", los pescadores serían los militantes de Morena, y el dicho popular se convertiría en "a México revuelto, pérdida de opositores".

Lo ideal, lo decente, es jugar limpio, competir con la ley en la mano, intentar ganar las elecciones con honestidad intelectual, prometiendo lo factible y haciendo lo necesario (sin que el fin justifique los medios) para que la mayoría de los ciudadanos crean en la hoy oposición (mañana gobierno), valoren sus propuestas y en consecuencia le den su voto.

Pero si el partido en el poder y el propio Presidente no juegan limpio, mienten y usan el dinero de todos para hacer campañas anticipadas y comprar votos; si sus mafias y aliados gansteriles amenazan, extorsionan y hasta asesinan candidatos de oposición con posibilidades de triunfo, entonces es inocente pensar que se puede ganar una elección jugando limpio, sin mentiras, sin acuerdos oscuros y con candidatos honestos y bien intencionados.

La verdad es que la única manera de combatir una mafia en el poder como la de la 4T que hoy nos gobierna, es con otra mafia igual o más poderosa.

La única esperanza de avance para los ciudadanos es que la nueva mafia tenga algo más de escrúpulos que la anterior, y ya en el poder, aspirar y trabajar para una transformación, tanto de la clase gobernante como de la sociedad toda.

"Si un clavo saca a otro clavo, un
mafioso saca a otro mafioso".

Yo