Machetazos, no abrazos

No puede estar más bajo el nivel de candidatos del partido Morena y sus aliados en todo el país.

El último ejemplo lo vi hace unos días en una nota publicada en este medio, en la que en un mercado de Tamaulipas, el candidato, nada menos que a senador de la República por el PVEM, Eugenio Hernández Flores, destrozó a machetazos el cráneo de una res. Así como lo lee.

En los videos se ve al candidato empuñando un machete frente al cráneo de una vaca, y preguntando a sus simpatizantes: "¿Qué es esto?", en clara alusión al panista Francisco Javier García Cabeza de Vaca, quien lo sucedió en la gubernatura.

Una vez que le respondieron "¡Cabeza de Vaca!", el irracional candidato destrozó y clavó el machete en el cráneo, para luego levantar los brazos en señal de triunfo.

Las imágenes son muestra de la decadencia de la política y del tipo de personas que terminan decidiendo el futuro del país y de nuestras familias, especialmente por medio del partido Morena, que sin el menor pudor otorga candidaturas a ignorantes, malandrines y delincuentes de la peor calaña.

Así quieren que votemos por ellos. Así quieren transformar al país. Así consideran y tratan a sus adversarios políticos. Para ellos, los triunfos democráticos son una licencia para destruir a las minorías y a cualquiera que no sea cómplice o no comulgue con sus ideas.

Cabe mencionar que el susodicho candidato a senador fue detenido pocos meses después de que García Cabeza de Vaca asumió la gubernatura y pasó nada menos que seis años en la cárcel procesado por peculado y operaciones con recursos de procedencia ilícita. Ahora quiere ser senador y el Verde le da la oportunidad. Probablemente para seguir haciendo fechorías con fuero. Qué vergüenza.

Qué vergüenza que quienes aspiran a gobernarnos y debieran representar lo mejor de la sociedad, sean personas que, en cuanto abren la boca, aflora su elemental nivel cultural y sus más bajos instintos.

¿Qué significa, qué mensaje envía al país ese tipo de teatralidades? ¿Qué podemos esperar de un gobierno o de un Congreso en el que cavernícolas tendrán en sus manos el futuro de todos nosotros? ¿Este tipo de personas son las que decidirán las estrategias para pacificar el país y bajar los índices de violencia? ¿Con estos ejemplos piensan que las siguientes generaciones de mexicanos serán mejores personas?

Machetazos, no abrazos, debe ser el lema de campaña de este candidato, y repudio es lo que debe recibir, en lugar de votos.

La culpa por la cual este tipo de personas terminan gobernando el país la tienen los partidos políticos que los postulan. Y no me digan que soy clasista, porque mi rechazo no es al origen, creencias o color de piel de un determinado político o candidato, sino a la incapacidad y a la deshonestidad intelectual y material de cualquier persona que pretenda gobernarnos.

Los requisitos para poder ser candidato a un puesto de elección popular deben ser algo más que simplemente ser mexicano en ejercicio de sus derechos y tener cierta edad mínima.

Varias veces lo he dicho y lo repito: los partidos políticos, y muy especialmente el de Morena, merecen un fuerte reclamo de parte de los ciudadanos por designar candidatos con base en complicidades y pago de favores, y no con base en capacidades, honestidad y experiencia.

Buena parte de los gobernantes y representantes populares no califican para el cargo que ostentan o aspiran, ni tienen la capacidad ni la autoridad moral para decidir por nosotros. Son simples oportunistas que se cuelan a las curules y puestos de gobierno por rendijas de la ley, de la corrupción y de la impunidad.

Si alguna nueva ley habría que promover y aprobar sería una que aumente los requisitos para ser candidato, porque como están ahora las cosas, vivimos en una "ineptocracia", como la definió el filósofo y escritor francés Jean d'Ormesson: "Un sistema de gobierno en el que los menos preparados para gobernar son elegidos por los menos preparados para producir y procurarse su sustento, promovidos por una izquierda populista y demagoga que predica teorías que sabe han fracasado donde se han aplicado a personas que consideran idiotas".
 
"El beneficio de la duda ha muerto.
Murió de corrupción, de impunidad
y de falta de escrúpulos".

Yo