¿Y el Plan México?

¿Y el Plan México?

La muerte del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, fue la gota que derramó el vaso en la crisis de seguridad que padece Michoacán, y refleja la gravedad de la situación no solo en ese estado, sino en todo México.

Antes ya habían sido asesinados otros alcaldes, lo que evidencia un patrón de violencia sistemática contra las autoridades que no colaboran de alguna manera con las organizaciones criminales.

La muerte de Manzo indignó a la sociedad y generó una fuerte presión para que el gobierno federal reaccionara y tomara medidas, en este caso con la implementación del llamado Plan Michoacán por la Paz y la Justicia.

Este plan –a diferencia de otros que se reducen meramente al envío de tropas a las zonas de conflicto y que sirven solo de presencia "disuasiva"– supuestamente abordará el problema de una manera integral, combinando acciones para el desarrollo económico y social con estrategias militares de inteligencia e investigación que incluyen el uso de tecnología avanzada, de unidades especializadas en combate a distintos tipos de delitos y grupos criminales, y operativos coordinados entre la Guardia Nacional, la Marina, la Sedena y fuerzas estatales, para reforzar la seguridad, contener la violencia e impedir la movilidad de criminales dentro y fuera del estado.

Todo suena muy bien, y como sacado de una narcoserie de televisión. Sin embargo, lo importante será que este plan no quede en un mero acto simbólico para apaciguar a la opinión pública, y que en la realidad se garantice la protección a la población y se restablezca el Estado de Derecho.

Pero mientras esperamos a ver resultados, y dado que la violencia y la inseguridad no son un problema exclusivo de Michoacán, la pregunta obligada es: ¿dónde están los planes de seguridad para el resto del país?, o mejor dicho, ¿cuál es el Plan México por la Paz y la Justicia? ¿Existe un diseño estratégico de seguridad nacional para otras regiones clave del país, donde los ciudadanos vivimos bajo la sombra cotidiana del miedo y la impunidad de distintas maneras?

Si el asesinato de Manzo fue la gota que derramó el vaso en Michoacán, ¿cuántas gotas más debe haber en el país?, ¿cuántos alcaldes, agricultores, empresarios o ciudadanos más deben morir?, ¿cuántos negocios quemados o cerrados?, ¿cuántas huertas taladas o minadas?, ¿cuántas carreteras tomadas, terrenos invadidos, extorsiones pagadas más debe haber para que el gobierno federal reaccione, deje de culpar al pasado e implemente un plan de seguridad para todo México?

Una cosa es cierta: el vaso está lleno en todo el país. Está lleno de corrupción, de violencia y delitos impunes, y a punto de derramarse.

Para mí, lo más valioso del Plan Michoacán es el enfoque multidimensional del problema, que al mismo tiempo persigue y combate frontalmente a los criminales (sin abrazos, con inteligencia y balazos necesarios) y crea las condiciones para un desarrollo social y económico duradero que por sí solos disminuyan en el tiempo la violencia.

El gobierno de la 4T ha insistido una y otra vez en atacar "las causas" de la violencia, infiriendo que la pobreza y marginación son el origen de la inserción de jóvenes a las filas del crimen organizado, y que por lo tanto una ayuda económica mensual los alejará del delito. Difiero de este enfoque.

Si bien la vulnerabilidad económica contribuye en alguna medida al problema, yo creo que en la decisión de convertirse en delincuente pesa mucho más la vulnerabilidad social, en la cual concurren factores de distinta índole, como entornos familiares disfuncionales, infiernos de drogas, alcohol y violencia doméstica, y especialmente la influencia directa de personas cercanas involucradas en actividades criminales que los reclutan ofreciendo dinero fácil, armas, poder y estatus social.

Y si aunamos a lo anterior la normalización del delito y el alto índice de impunidad, decirle no al mundo del crimen organizado es casi una tontería.

Por ello, coincido con la visión detrás del Plan Michoacán, en la que por un lado se atacará de manera frontal a los criminales, y por otro se incluirán acciones concretas para el desarrollo social y económico.

Espero que este plan tenga éxito, que pueda replicarse en el resto del país y no se trate de una faramalla de esas que aparentan hacer mucho para que al final todo siga igual.