Enroques

Enroques
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Creo que la mejor analogía que puede haber con los movimientos en el gabinete que el Presidente Peña hizo es la del juego de ajedrez denominada “enroque”. El enroque es un movimiento defensivo especial en el juego de ajedrez que involucra al rey y a una de las torres.

Es el único movimiento en el que un jugador mueve dos piezas a la vez. Pero para poderse ejecutar tienen que cumplirse ciertas reglas y condiciones.

El enroque sólo puede hacerse si el rey y la torre involucrada nunca se han movido previamente, y siempre y cuando el rey no esté o termine en jaque, no pase por una casilla que esté bajo ataque, y las casillas entre el rey y la torre están vacías.

La diferencia entre un enroque ajedrecista y uno de funcionarios  públicos, es que en el primero cada pieza sigue siendo lo que es,  el rey sigue siendo rey y la torre sigue siendo torre, mientras que en el segundo las piezas cambian de funciones, capacidades y limitaciones: el rey de una dependencia ocupa la torre de otra, el peón se convierte en alfil, el alfil en caballo, etc. además de que en este caso el rey no solo terminó en jaque, sino que se “comió” a la pasada algunas piezas para sacarlas del tablero.

Estos son algunos de los enroques, cambios de funciones y metamorfosis políticas que se hicieron:

Aurelio Nuño pasó de Jefe de la Oficina de la Presidencia a la SEP; Enrique de la Madrid de Bancomext a la SECTUR; Rosario Robles, de la (SEDESOL) a  la (SEDATU); Jose Antonio Meade de Relaciones Exteriores a SEDESOL; Claudia Ruiz Massieu de la SECTUR a Relaciones Exteriores;

Juan José Guerra Abud, de la SEMARNAT a de Embajador a Italia. O todos estos funcionarios eran ya expertos en la materia de su nueva designación y los tenían antes  en puestos que no eran su especialidad, es decir un error que el enroque corrige, o son todólogos, milusos, capaces de hacer y convertirse en lo que sea.

Un correo que recibí de un amable lector, narra de una manera amena este asunto. Decía así:

“Hoy desperté iluminado: Había captado el mensaje del Presidente Peña. Llegué tempranísimo a la oficina, los empleados se extrañaron, alcancé a escucharlos decir ‘éste ni durmió, trae la misma ropa que ayer’. Llamé a todos a la sala de juntas. Puse cara de canciller, o sea grave y sin expresión alguna, e instruí a mis colaboradores: tú contador, dejas la gerencia administrativa y te vas de residente de obras; Tú ingeniero, dejas la residencia de obras y serás el nuevo gerente de proyectos; Tú arquitecto dejas la gerencia de proyectos y serás el nuevo administrador; Tú, licenciada, dejas la gerencia de compras y te vas de gestora; Tú, Gumersindo, dejas la gerencia de maquinaria y te vas a compras. Listo, ya está, necesitamos nuevas caras, frescura, nuevas ideas. El contador pidió la palabra y preguntó, y en maquinaria Inge? Ah, pues, mi compadre Chicho está sin chamba, no entiende la diferencia entre un tornillo y una tuerca, pero le damos una entrenadita.

Con esto seguro la compañía va directo al estrellato !! “

Dirán algunos, que ser especialista en algo es limitante, y que los generalistas o todólogos (expertos en nada), se apoyan en los especialistas para dirigir cualquier cosa.

Eso es parcialmente cierto, y funciona bien cuando la cabeza conoce y tiene cierta experiencia en el campo de acción de la empresa o dependencia que se trate, de no ser así, se corre el riesgo de que los subordinados de un todólogo –que sí son expertos en la materia – manipulen las cosas a su conveniencia, y si son de “mala leche” pondrán en ridículo a su jefe hasta ocupar su puesto (según expertos laborales, se necesitan diez mil horas de práctica para dominar una disciplina específica).

Así que a menos que estemos hablando de genios y lumbreras con la experiencia y capacidades suficientes para traducir análisis complejos de cualquier tema en soluciones prácticas, los grandes avances y las innovaciones se dan siempre como resultado del trabajo de equipos multidisciplinarios capaces de ver al mismo tiempo y como binomios inseparables, el árbol y el bosque, la política y la técnica, la materia y el espíritu, los sueños y las realidades.

 

          “En la vida, nadie es experto, todos somos aprendices”. Yo.