'omertá'
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Cuando de acusaciones y maledicencias se trata, antes de juzgar u opinar, hay que escuchar a las partes. Pero cuando en todos lados hay mentiras e intereses ocultos, es imposible ser justo y formarse una opinión correcta. En el caso del despido del Fiscal Electoral Santiago Nieto Castillo he escuchado dos versiones que se contradicen entre sí.

Por un lado está la versión que Ricardo Alemán en su artículo titulado "Santiago Nieto: ¡las mentiras...!" (Milenio 23/10/17) expone, afirmando que Santiago Nieto llegó a la titularidad de la FEPADE con engaños y mentiras que la sociedad organizada "se tragó", y que los mentirosos líderes del PAN, PRD y MC moldearon a su convenenciera ambición de poder.

Estas mentiras se refieren al hecho de que Santiago Nieto ocultó que antes de ocupar el cargo en la FEPADE era asesor jurídico del PRD, lo cual querría decir que la persona encargada de investigar delitos electorales cuidaba las conveniencias de uno de los partidos políticos que debería vigilar, sembrando dudas sobre la imparcialidad que tendría a la hora de proteger los intereses ciudadanos que se ponen en juego en las elecciones.

Por otro lado, están las declaraciones de organizaciones ciudadanas, del PAN, PRD y MC quejándose de la destitución, argumentando que para asegurar la impunidad, el PRI destituye a los pocos funcionarios dispuestos a combatirla y que crea instituciones para proteger en lugar de investigar.

Ahora bien, la razón por la que Santiago Nieto fue removido de su cargo, fue por "transgredir el Código de Conducta de la Procuraduría General de la República (PGR)", lo cual está relacionado con la divulgación de una carta en la que el ex director general de Petróleos Mexicanos, Emilio Lozoya, investigado por supuestamente recibir sobornos de la constructora brasileña Odebrecht y canalizarlos como financiamiento ilegal a la campaña de Peña Nieto, le pide al Fiscal declarar públicamente su inocencia.

El argumento para la destitución es que la divulgación de esa carta violentó el Artículo 225 de la FEPADE que protege la secrecía y garantiza la procuración de justicia, ya que en una averiguación en proceso, como lo es la de Lozoya, y en apego a la presunción de inocencia, solo tienen derecho a conocer los documentos del caso, el probable responsable y el ofendido, y no la opinión pública.

Este es un asunto con muchas aristas y muchos intereses involucrados, en el que probablemente nunca sabremos la verdad completa. Y no la sabremos porque la corrupción y los contubernios que la clase política utiliza para llegar y mantenerse en el poder se basan en los códigos de conducta de la "omertá" que están por encima de la ley y de cualquier código de ética establecido en los estatutos de los partidos políticos, de las empresas e instituciones públicas, y de muchas de las organizaciones ciudadanas que muchas veces son utilizadas para obtener beneficios y prebendas del gobierno.

Para los que no lo sepan, la "omertá" o ley del silencio es un código de honor de la mafia siciliana (Cosa Nostra) que impide dar cualquier información sobre las actividades de la organización o personas de la misma a terceros, particularmente a las autoridades. La violación de este código es considerada una traición que se castiga con la muerte.

En México, los puestos públicos de alto nivel están reservados para personas que forman parte de círculos herméticos e impenetrables que ocultan inconfesables pactos y alianzas, y que sólo pueden subsistir con leyes de silencio. Y cuando por alguna razón el silencio se rompe o la corrupción se descubre, los involucrados que se apegan a la "omertá" reciben del poderoso círculo el apoyo necesario para sacarlos del atolladero y salir impunes.

Lo único que tienen que hacer es callar, aguantar el desprestigio y las improbables o reducidas penas que las leyes del país llegaran a imponerles, las cuales siempre serán más benévolas que los castigos de la mafia en el poder.

La única manera de combatir leyes de silencio como las de la "omertá", sería con un código ciudadano que obligue a la denuncia, y que podríamos llamar la "Ley del Aviso" o "delatá" (var. delatar) y en la que el castigo por guardar silencio cómplice sea el rechazo y la muerte social.

"Donde sea que haya oportunidad, ahí estará la mafia". Johnny Kelly