Praepotentis
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La fiesta de graduación del Instituto Cumbres de la Ciudad de México que terminó en una pelea con alumnos del Colegio Irlandés, mandando a varios jóvenes al hospital, es un evento que merece ser analizado, pues tiene que ver con diversos comportamientos sociales entrelazados, como lo es el consumo excesivo de alcohol de los jóvenes, el que los padres de familia no pongan límites, el dinero a manos llenas, la impunidad y la prepotencia.Joaquín Quintana, presidente de Convivencia sin Violencia AC, opinó y concuerdo plenamente con él, que la pelea suscitada es resultado de no poner castigos severos a quienes agreden, y propuso una modificación al Artículo 24 de la Ley de Cultura Cívica de la Ciudad de México, que debería ser aprobada y emulada en todo el País, para que los chicos que se peleen sean llevados con un juez cívico, les hagan un examen y, si no tienen alcohol, reciban un arresto inconmutable de 12 a 24 horas según la gravedad de las lesiones o de la bronca que hayan armado, y si hay consumo de alcohol u otras drogas, que sean arrestados de 36 a 48 horas."No está bien que los padres permitan que sus hijos organicen precopas, luego vayan a una fiesta, y terminada ésta se vayan a un "after" y luego al "alter del after". El exceso de tiempo y alcohol detona la violencia" dijo. Por otro lado, el hecho de que las familias de los cinco lesionados en la riña hayan "decidido" no presentar ninguna denuncia demuestra el principal problema de México: la impunidad, derivada ésta de la capacidad corruptora que el poder económico y político tienen. Nadie paga las consecuencias de sus actos, y menos los hijos de ricos y poderosos que han sido entrenados para ser patanes. Y digo entrenados porque a los animales se les entrena, no se les educa, y porque se trata de jóvenes que tratan a todo mundo con desprecio, sin ninguna clase de respeto o consideración, y sintiéndose con el derecho a ordenar, gritar, insultar, golpear o amenazar a quien sea. Es tal su soberbia que creen que por los yates, aviones, autos y dinero de sobra para diversión que tienen, todo mundo los admira, desean estar con ellos y festejarles sus desmanes. No se dan cuenta que muchos no se acercan a ellos, no porque se sientan inferiores o rechazados, sino porque no quieren relacionarse con personas de su calaña. Y si a la prepotencia le agregamos alcohol, el resultado es un ser deleznable. Con sólo conocer la etimología de la palabra prepotencia, podemos entender, mas no aceptar la manera de actuar de muchos de los jóvenes hasta hace poco conocidos como "juniors" y recientemente denominados "mirreyes". El vocablo viene del latín praepotentis que significa muy poderoso, excesivamente poderoso, que puede más. Es un adjetivo aplicable a todo aquel que abusa de su poder, porque cree o sabe que puede más que los otros, y en cierto modo se aprovecha de ello. Pero hay algo peor y más cobarde que la prepotencia, y es la arrogancia que la antecede. El arrogante es cobarde porque muestra su prepotencia sólo cuando sabe que no está en juego perder lo que tiene, y el afectado no puede quitárselo. Manuel Gallarzo, en su libro El trabajo y sus demonios, define a un arrogante como alguien que se siente seguro de lo que pone en juego. Los arrogantes no conocen la humildad, y si alguien osa cuestionar sus ideas, en lugar de sentirse obligados a revisar el valor de ellas, lo consideran un atentado personal. Para los arrogantes y prepotentes no existen iguales, sólo inferiores y subordinados. Tratan a sus empleados, a las personas que los atienden, a las mujeres, a sus compañeros, a los "amigos" que no los reverencian y hasta a la propia autoridad, con un impresionante desprecio. Su sensación de poder y superioridad proviene de la capacidad corruptora del dinero. La mejor manera de ayudar a los jóvenes es obligándolos a asumir las consecuencias de sus actos, pagando multas y purgando penas, en lugar de librarlos de ellas enseñándoles cómo el poder y la corrupción hacen posible la impunidad, porque lo que está fallando es la aplicación de ley en los espacios públicos y la aplicación de reglas y límites en los espacios privados, en las escuelas, en las casas y en las familias. "Lo que más temo es el poder con impunidad. Temo el abuso del poder y el poder para abusar". Isabel Allende