Vine, ví y entendí.
Cuando hace poco estuve en Giverny, Francia, y vi la casa donde vivió el pintor impresionista Claude Monet, recordé la famosa frase que Julio César pronunciara frente al Senado Romano luego de su victoria en la Batalla de Zela: “veni, vidi, vici”(vine, ví y vencí) y me nació decir algo parecido: “vine, vi y entendí”.En ese lugar de la campiña francesa, ubicado al norte de París, no hablé con ningún senador romano (aunque los amigos con los que iba bien podrían haberlo sido) ni vencí ejército alguno, simplemente yo, en la soledad de mis pensamientos, entendí mucho.
Entendí porqué Monet pintaba lo que pintaba, y a partir de ello, porqué cada persona es como es. Si este artista todos los días veía, sentía y respiraba el ambiente de los hermosos jardines que rodeaban su casa; si su mundo era de flores y reflejos de árboles en un estanque con islas de nenúfares; si caminaba por senderos bordeados con macizos de lirios azules y tulipanes como si fuera navegando en un idílico “mar de flores”; si su universo era ese, no podía haber pintado otra cosa.
¿Como alguien que vive inmerso en los sentimientos que emanan de la belleza, la paz y tranquilidad, podría ser de otra manera?
Por ello digo que luego de haber ido y visto Giverny, es que entendí mucho.
Entendí como el mundo que creamos a nuestro alrededor es capaz de influenciar nuestras vidas, nuestros pensamientos y todo lo que hacemos.
Entendí que si en nuestros propios y mundanos mundos lo único que vemos, oímos y respiramos es basura, ruido e inmundicias; si todo lo aprendemos en contextos violentos, corruptos y depredadores, la única clase de vida que podemos construir para nosotros y para nuestras familias es una de desorden, incoherencias y anarquía.
Y si emulando a Monet, nosotros "pintáramos" la realidad de nuestro entorno, el resultado sería una serie de autoretratos decadentes, estanques convertidos en fosas sépticas, y en lugar de reflejos de árboles sobre el agua, reflejos del caos de nuestras mexicanas vidas, "impresiones que impresionarían a un impresionista" como Monet.
Lo que entendí en Giverny, es que somos lo que vemos y oímos, lo que valoramos o despreciamos, pero mas que todo, “somos lo que hacemos”.
David Popenoe, Profesor de Sociología de la Universidad de Rutgers, afirma que los niños aprenden los valores morales dentro de sus familias, y principalmente utilizando a sus padres como “modelos a seguir”. Y cuando las familias son inestables, cuando los padres están ausentes, o emocionalmente distantes, o cuando los padres son inmorales, los valores y la ética colectiva se ponen en riesgo.
Una idea a la que se le atribuye un origen Talmúdico (discusiones rabínicas sobre leyes judías, tradiciones, costumbres, parábolas, historias y leyendas) dice que “no vemos las cosas como son; las vemos como somos”.
Y esto es lo que quiero resaltar de las “revelaciones” de Giverny:
Si vemos las cosas como somos, y somos lo que hacemos, todas nuestras conductas se convierten en el ejemplo, en el modelo a seguir y en el modo de ser de nuestros hijos y de la sociedad en general.
No podemos pensar en una sociedad mejor si lo que hacemos todos los días forma parte de lo que debemos cambiar.
¿Que podemos esperar de un país en el que a nadie le avergüenza violar la ley, abusar, corromper, robar, mentir, etc.?
Cada una de nuestras mini-ilegalidades cotidianas, de nuestras mini-corrupciones, mini-mentiras, y "pecadillos" tienen consecuencias. Son pinceladas que muestran reflejos de nuestras vidas y nuestra época, y que quedan plasmadas en la obra de arte decadente que todos los días pintamos.
¿Que mas tiene que pasar, cuantas generaciones mas tendrán que perderse para darnos cuenta que o cambiamos lo que hemos venido haciendo, o seguiremos siendo los mismos miopes, mediocres e irresponsables y arrogantes mexicanos, que no miden las consecuencias de sus actos y que no ven mas alla de sus narices.
El Rabino Samuel Nahmani dijo que “lo que un hombre ve en los sueños son solo sugerencias de sus propios pensamientos”.
Yo pienso, y por lo tanto sueño con un México mejor que el actual.
Monet pintó estanques y flores porque ese era su mundo. ¿Que mundo pintamos nosotros? ¿Que mundo pintarán nuestros hijos?