Poncho Pilatos

 

La consulta con la que el Presidente electo dejará en manos de ciudadanos de ciertos Municipios del País la decisión de continuar o cancelar las obras del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAIM) y en su lugar reacondicionar el aeropuerto actual y el de Toluca y construir dos pistas en la base aérea de Santa Lucía es un error que puede afectar a todo el País, sobre todo si en los azares y manipulaciones políticas de una votación popular el sentir -no el conocimiento- de los votantes nos lleva por el camino equivocado.

Pedirle a una población inexperta que decida entre Texcoco o Santa Lucía, con un par de preguntas e información complementaria que pocos leerán o entenderán, es una peligrosa sobresimplificación de un problema técnicamente complejo y cuya solución corresponde a los más avezados en la materia.

Por otro lado, una decisión de importancia nacional se está dejando en manos de los pobladores de 538 Municipios de los 2 mil 458 que hay en el País, sólo porque una de las opciones se ubica en sus inmediaciones.
Si preguntaran al mismo tiempo a la población que vive alrededor del actual aeropuerto si prefieren que éste se cierre y se convierta en un enorme parque nacional, la respuesta sería obvia. Y lo mismo pasaría con los vecinos de la base de Santa Lucía o del aeropuerto de Toluca. La enorme mayoría no estará de acuerdo en que el ruido de aviones, el tráfico de vehículos de carga y de pasajeros y la contaminación que conllevan aumenten su intensidad.

No sólo hay que consultar a los miles de ciudadanos que serían potencialmente afectados (¿o beneficiados?) por la construcción del nuevo aeropuerto, sino a los millones de habitantes de la CDMX que ya viven afectados y que verían en la opción de Texcoco un alivio a su situación actual.

No los consultan porque el resultado sería una confrontación entre poblaciones que obligaría finalmente al Presidente de la República a intervenir y decidir con quien quedará mal, si con Dios o con el diablo.

Esta es una decisión federal que tiene que ver con una de las actividades económicas más importantes del País, el turismo, en el que México ocupa el sexto lugar a nivel mundial con 39.3 millones de visitantes anuales y que representan nada menos que el 8.2% del PIB.

Dejar una decisión de esta naturaleza y envergadura en manos de los pobladores de Municipios aledaños a la ubicación considerada por los expertos como la idónea para construir la terminal aérea más importante del País no es otra cosa que "lavarse las manos", tal y como hace dos mil años lo hiciera el prefecto de la provincia romana de Judea en tiempos de Jesús, Poncio Pilatos.

Vean la similitud:

Pilatos, símbolo histórico de la vileza y sumisión a los bajos intereses de la política, se hizo famoso por declararse incompetente para resolver asuntos religiosos, dejando en manos del pueblo la decisión entre liberar a Barrabás o liberar a Jesús. Como es sabido, el pueblo escogió la liberación de Barrabás y la crucifixión de Jesús. Con ello Pilatos se "lavó las manos" de la decisión tomada por la muchedumbre, diciendo "No soy responsable por la sangre de este hombre".

AMLO está haciendo exactamente lo mismo. Se declara incompetente para resolver asuntos aeronáuticos, y deja en manos de la muchedumbre la decisión, con lo que podrá decir a quien sea que resulte perjudicado, decepcionado u ofendido por el resultado sea cual fuere: "No soy responsable por la 'sangre' de este aeropuerto".

Con esta consulta AMLO se convertirá en el Poncio Pilatos mexicano, o sea, Poncho Pilatos.

Lo que Poncho Pilatos parece no tener claro es que la decisión del pueblo ya estuvo tomada al haberlo elegido para ser el próximo Presidente de México y por lo tanto delegar en él y en los diputados y senadores que nos representan las decisiones que tienen que ver con el funcionamiento y operación del País, lo que obviamente incluye la construcción de nuevos aeropuertos, trenes mayas, refinerías, etcétera.

Dejar a una parte del pueblo decisiones técnicas de importancia nacional significa cualquiera de las siguientes dos comprensiones populares con los motes que las acompañan: "Lavarse las manos" como Poncho Pilatos o "Sacarle al bulto" como (...ponga usted el mote).

"La mejor decisión no es la que beneficia a unos sino la que perjudica a menos".

Yo