El capricho de Santa Lucía
El tema de la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) iniciado en Texcoco, me obliga a posponer lo que tenía pensado publicar hoy en este espacio, y en su lugar expresar mi sentir de esta desafortunada decisión.
La bandera principal del movimiento encabezado por AMLO ha sido el combate a la corrupción, y si AMLO considera que en el proyecto del NAIM ha habido corrupción, descubrirla y acabar con ella y con cualquier negocio indebido a su alrededor es bastante simple, y no requiere tirar a la basura el 30 por ciento de avance de una obra a todas luces benéfica para el desarrollo futuro de México.
Toda la corrupción que pudiese haber relacionada al NAIM se descubriría revisando contratos y auditando obras, y en función de los hallazgos, cancelar, reasignar o ratificar contratos y denunciar o demandar todo lo que haya sido ilegal, abusivo o lesivo.
Y si los argumentos para su cancelación son de índole ecológico-ambiental, es una mentira afirmar que cancelando el NAIM recuperaremos un lago desaparecido hace décadas o que no haya alternativas para mitigar los daños ya causados, pues la zona hoy, con o sin aeropuerto, es un lugar contaminado y destrozado desde el punto de vista ambiental. Ahí, y sin que nadie se rasgara vestiduras entonces, se arrojaron miles de toneladas de escombro a raíz del sismo de 1985.
La base electoral de AMLO es incapaz de evaluar los efectos negativos que el apoyo a ciertas decisiones populistas como ésta tienen y que terminarán afectando sus propios bolsillos, sea mediante el aumento en las tasas de interés de los créditos que deben, mediante la pérdida de empleo debido a la cancelación de proyectos de inversión o mediante el aumento de precios de miles de productos ligados al valor del dólar.
Para empezar, todos los inversionistas que de buena fe creyeron en México y pusieron su dinero en Bonos del NAIM están a un paso de que su inversión sea considerada poco menos que basura.
Si hubo corrupción y negocios turbios detrás de la obra del NAIM, o con los terrenos aledaños a éste, eso se corregiría con dos cosas que están en manos de AMLO: la primera, aceptar la oferta que inversionistas privados han puesto sobre la mesa para pagar el 100 por ciento del costo de las obras del NAIM a cambio de su concesión de manera que el nuevo aeropuerto no le costaría ni un peso al País, y la segunda, controlando los usos del suelo de los terrenos aledaños, para que ningún particular especule con ellos, y de esa manera la plusvalía que seguramente tendrán una vez terminado el NAIM sea para la nación y no para los bolsillos de algunos vivales acostumbrados a lucrar con información privilegiada.
Negarse a una oferta con costo cero y que al mismo tiempo aumenta la competitividad turística y comercial de México habla mal de AMLO y supone que la cancelación del NAIM se trata o de un capricho, o de una venganza descomunal por encima del interés nacional que convierte sus discursos de amor, paz y perdón en una máscara para ocultar rencores o de corrupción propia.
Ahora bien, ¿por qué los seguidores de AMLO que sí saben de economía, de asuntos financieros y riesgos de inversión, y por lo tanto son capaces de entender las consecuencias negativas de estas decisiones, se hacen tontos y niegan la gravedad de sus consecuencias? ¿Por qué no reconocen que el pueblo es incapaz de evaluar los complejos y multidisciplinarios pros y contras de las opciones que había sobre la mesa, como continuar el NAIM o cancelarlo y parchar tres viejos aeropuertos?
Pienso que saben perfectamente que la consulta estuvo plagada de anomalías, que no tiene validez legal ni estadística, y que por infinidad de motivos ni siquiera puede considerarse como un ejercicio democrático representativo de la opinión de los mexicanos.
Saben todo lo que esta mal pero lo niegan. Y como los fanáticos que son pasan a defender lo indefendible, y en aras de los supuestos "nobles fines superiores" que AMLO y su movimiento representan, continúan apoyando a un líder que lo único que ha logrado hasta ahora es sembrar incertidumbre y desconfianza en el mundo real y esperanzas e ilusiones en el mundo imaginario.
"Si eliges un payaso, espera un circo".
"Si pagas cacahuates, obtienes changos".
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