Ley del Oeste

 

 

Luego del tiroteo masivo en una escuela de Florida, en Estados Unidos, y que dejó 17 muertos, ha iniciado la presión para establecer en aquel país algún tipo de control a la venta de armas, especialmente para los rifles de asalto AR-15 que una vez ya fueron prohibidos, sin embargo, la ley que los prohibía expiró desde 2004, y no parece haber voluntad política para revivirla.

No obstante los múltiples casos de tiroteos masivos y las manifestaciones que han llevado a cabo estudiantes y personal que sobrevivieron la última masacre bajo la consigna #NeverAgain, la Cámara de Representantes de Florida rechazó hace unos días la iniciativa para prohibir armas de asalto y cargadores de gran capacidad.

Según la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) y los defensores del derecho a portar armas de cualquier tipo, la única manera de detener los tiroteos es asegurándose que siempre haya ciudadanos armados presentes capaces de neutralizar a los tiradores; que los criminales siempre tendrán armas, aunque sean ilegales, y que el control de armas deja indefensos a los ciudadanos respetuosos de la ley.

La frase preferida del presidente de la NRA es: "Lo único que detiene a una mala persona armada, es una buena persona armada".

Lo que suponen estos razonamientos propios de viejas series de televisión como "La Ley del Revólver" o de películas de vaqueros como "La Ley del Oeste", es que si todos portáramos un arma, cualquier persona pensará dos veces antes de disparar la suya, y si aun así lo hiciera, siempre habrá alguien que mate al tirador.

Lo que este modo de pensar no toma en cuenta es que buena parte de la población adulta nunca andará armada aunque esto les sea permitido, ni tendrán el entrenamiento y aplomo necesario para enfrentar a un loco o delincuente armado dispuesto a todo, y que matar a un tirador es una medida correctiva, no preventiva, pues sólo se puede neutralizar a un desquiciado que balacea una escuela una vez que disparó, es decir, ya que mató a alguien.

Lo más sensato que he escuchado respecto a las restricciones para la compra y portación de armas son los controles que el Estado de Israel tiene establecidos, y que en términos generales son los siguientes:

Para empezar, portar un arma en Israel es considerado un privilegio y no un derecho. Esta sola visión cambia la forma de abordar y legislar el tema.

Los guardias armados que hay en las escuelas y lugares públicos de Israel son para detener terroristas, y no a tiradores desquiciados o iracundos, por lo que el utilizar a Israel como ejemplo para respaldar las recientes propuestas de la NRA y de Trump para armar profesores en las escuelas, es un error.

De hecho, las leyes en Israel relativas a la portación de armas son restrictivas, y en nada se comparan con las de Estados Unidos.

Las licencias están limitadas a personas que demuestran necesitarlas, ya sea porque trabajan en zonas peligrosas o viven en ellas, y sólo se les autoriza un arma. No más.

El otorgamiento de licencias requiere pasar múltiples filtros y los permisos deben ser renovados cada tres años. La renovación no es automática y requiere pasar exámenes de salud física y mental, así como reentrenarse periódicamente en su uso.

La mayoría de los israelíes (hombres y mujeres) sirve tres años en el ejército, por lo que están profesionalmente capacitados en el uso de armas, además de que pasados tres años, la novedad y sensación de "poder" inicial que la portación de un arma provoca, se disipa.

El número de serie del arma autorizada aparece en la licencia para portarla, por lo que se refiere sólo a esa arma específica, a ninguna otra.

Además, y esto es crucial, sólo pueden poseer 50 balas, ni una más, y únicamente las personas pertenecientes al ejército o fuerzas de seguridad pueden tener un rifle de asalto.

Si la NRA y todos los que abogan a favor de la libre portación de armas quieren usar a Israel como ejemplo para evitar o disminuir los tiroteos masivos que normalmente son perpetrados por locos, y no por terroristas, lo que tienen que hacer es aprobar y someterse a una ley similar, en lugar de vivir bajo la actual Ley del Oeste.

"Los mexicanos preferimos 'disparar' refrescos que balas".

Yo