Retorno Aeropuerto

 

Cansado ya de temas políticos y electorales, trato ahora otro asunto recurrente e igualmente cansado para los tapatíos: el Aeropuerto de Guadalajara.

La última insensatez en este aeropuerto en perjuicio de los usuarios es el injustificable bloqueo que hicieron a los puntos de retorno en la avenida de ingreso y salida de la terminal.

Para explicar el tema, y con la esperanza de que alguna autoridad intervenga o que los administradores del Aeropuerto hagan conciencia (iluso yo), describo primero dos escenarios que estoy seguro a más de alguno de ustedes como a mí, nos han ocurrido.
Escenario 1. Dejar pasajeros.

Cuando una familia completa viaja, es normal que incluya niños y adultos mayores, mamás con bebés y carreolas, además de muchas maletas, y si llegan al Aeropuerto en un automóvil propio, para evitar que todos tengan que caminar y cargar cosas desde el estacionamiento hasta la terminal, lo que normalmente se hace es bajar todo y a todos en el conflictivo apeadero que mezcla llegadas y salidas de pasajeros, para luego ir a estacionar el auto y alcanzar a la familia en el mostrador de la aerolínea.

Escenario 2. Recoger Pasajeros.

Va usted a recoger a un familiar y éste le avisa por teléfono que ya bajó del avión y está recogiendo su maleta.

Como ya no es necesario entrar al estacionamiento, bajarse y esperarlo dentro de la terminal, llega usted directamente a la zona de ascenso y descenso de pasajeros, donde vigilantes que no le permiten esperar ni un minuto a nadie, a silbatazos le exigen retirarse. Respetuoso del orden, decide dar la vuelta al estacionamiento para dar tiempo a que su familiar salga de la terminal.

Los anteriores escenarios suenan muy bien y civilizados si no fuera porque ahora todos los retornos de la avenida interior del aeropuerto están bloqueados, lo que impide regresar o dar la vuelta al estacionamiento y obligan a salir de nuevo a la Carretera a Chapala y recorrer varios kilómetros hasta encontrar un retorno para regresarse y volver a entrar al Aeropuerto.

Preguntando por qué bloquearon estos retornos he recibido dos respuestas: una, que los taxistas del Aeropuerto los cerraron para hacerles la vida imposible a los choferes de Uber y desincentivar el uso de sus servicios provocando que tarden mucho en llegar y de esa manera los pasajeros prefieran usar los taxis; y otra, que la administración del Aeropuerto los cerró para aumentar el uso y los ingresos del nada barato estacionamiento.

Cualquiera que sea la razón es un abuso que debe terminar. Los usuarios del Aeropuerto debemos ser libres de elegir si queremos estar dando vueltas al estacionamiento hasta que los pasajeros que vamos a recoger salgan de la terminal, o si queremos usar taxis, Ubers o autos personales para transportarnos.

Los aeropuertos son instalaciones y concesiones federales, por lo que así como AMLO ha prometido revisar los contratos en Pemex y CFE, con el compromiso de acabar con la corrupción y con todo aquello "que perjudique el interés nacional", de la misma manera debiera revisar las concesiones de los aeropuertos, para que éstos funcionen adecuadamente y brinden los servicios con la calidad, seguridad y razonabilidad económica esperadas.

Cabe recordar que se trata de una concesión del Estado a unos particulares, no de un negocio privado, y por lo tanto el Estado tiene el derecho y la obligación de intervenir para corregir todos los abusos e ineficiencias que desde hace tiempo se han venido dando en este importante Aeropuerto en perjuicio de los usuarios, de la imagen de la Ciudad, del Estado y del País.

Los objetivos de estas concesiones radican en proporcionar servicios esenciales para el público, como podrían ser, por ejemplo, la electricidad, el gas, el suministro de agua, las telecomunicaciones, la limpia y recolección, de basura, la operación de mercados, rastros, aeropuertos, etcétera.

Pero debido que en muchos casos las concesiones de servicios públicos son exclusivas, es decir nadie más puede proporcionar esos servicios y por lo tanto no tienen competencia, si las autoridades no ejercen adecuadamente sus funciones regulatorias y de supervisión, se convierten en peligrosos monopolios que "secuestran" los servicios públicos en perjuicio del interés nacional y de la población.

Y pensar que todo esto salió por el aparentemente simple e insignificante bloqueo de unos retornos.

"No hay servicio público sin opinión pública".
Yo