Medianía o mediocridad

 

AMLO ha propuesto que el sueldo máximo anual en el próximo Gobierno federal que tendrá a su cargo sea de 500 mil pesos anuales (41,600 mensuales).

La idea de bajar sueldos si bien significarán un ahorro -y como bien lo señaló una lectora de MURAL, servirá además para cambiar la percepción de que los altos mandos del gobierno se merecen una vida de lujos pagada con nuestros impuestos-, no me parece por sí sola la fórmula adecuada para tener un aparato de gobierno sano, competitivo e incentivado para hacer las cosas bien, y mucho menos para combatir la corrupción, la cual cobra vida propia en ambientes con funcionarios o empleados mal pagados.

En mi opinión, la mejor manera de remunerar el trabajo de una persona es pagando por un lado sueldos medios, suficientes para cubrir las necesidades básicas de ella y su familia y por otro, otorgando bonos adicionales (por arriba de la mesa) que reconozcan el desempeño individual y colectivo. Esto además de incentivar la creatividad, la honestidad y la lealtad, prolifera sistemas propicios para el logro de objetivos y la adopción de mejores prácticas.
¿Qué creen que ocurre cuando una persona que hace bien su trabajo gana lo mismo que otro que lo hace mal?

Es ilógico pensar que por ejemplo un policía arriesgue su vida por 12 mil pesos al mes, o una persona con nivel universitario trabaje en una dependencia pública ganando menos de 10 mil pesos al mes, y esperar que resuelvan su vida de esa manera.

Hoy en día no es fácil definir cuál es el ingreso mínimo que le permite a un funcionario público o a cualquier persona vivir en la honrada medianía a la que en 1852 se refería Benito Juárez. ¿Cuánto debe ganar una persona para luego de mantener a su familia, le sobre lo suficiente para crear un patrimonio y recibir pensiones suficientes que le permitan seguir viviendo en esa medianía el resto de su vida?

Si nos comparamos con Luxemburgo, el país con el ingreso per cápita más alto del mundo, los mexicanos deberíamos ganar en promedio 82 mil pesos mensuales.

Si nos comparamos con Corea del Sur, cuya economía es similar en tamaño a la de México, el salario promedio de los mexicanos debiera ser de aproximadamente 2,900 dólares (55 mil pesos mensuales). En México el salario mensual promedio es de 609 dólares (11,500 pesos mensuales).

Lo que habría que hacer en el gobierno para ubicar a sus funcionarios en la honrada medianía es subir los sueldos bajos y bajar los altos que sean excesivos de acuerdo al nivel de responsabilidades y niveles del mercado, y para todos, establecer bonos de desempeño en función de metas a lograr cuantitativas y cualitativas preestablecidas y medibles por auditores independientes.

Esto combatiría eficazmente la corrupción, pues alguien que gana bien no tiene incentivos para arriesgar su empleo y su libertad con transas.

Quien busca dedicarse a la política y convertirse en servidor público, debe saber es que si su objetivo de vida es hacerse rico, trabajar en el gobierno no es el camino. Esto es lo que valoro de la iniciativa de austeridad de AMLO.

En otras palabras, lo que debemos establecer es una sana relación entre la loable voluntad de servir a los demás y las necesidades económicas de los servidores públicos que deben ubicarse siempre en la medianía.

Pero no confundamos medianía con mediocridad, que no es lo mismo pertenecer a una clase media que a una clase mediocre.

Se le llama medianía al término medio entre dos extremos, como entre la opulencia y la pobreza, o al punto medio de cualquier cosa. En cambio mediocridad es un término peyorativo que se refiere a personas de escaso valor o mérito, o a cosas hechas con el mínimo esfuerzo.

En el competitivo y económicamente complejo mundo actual, percibir ingresos de nivel medio debe requerir un desempeño personal que ningún funcionario o trabajador mediocre pueda lograr.

La fortaleza de México en el futuro dependerá de que la mayoría de sus ciudadanos logren ingresos e incentivos suficientes en la economía formal que les permitan vivir sin problemas en la honrada medianía y no en la corrupta mediocridad.

"Los ricos juegan a ganar. La clase media juega a no perder"

R. Kiyosaki