Conservador de clóset

Conservador de clóset


El mes pasado, la revista estadounidense The New Republic publicó un artículo cuyo encabezado decía: "México Deserves Better Than Andrés Manuel López Obrador" (México merece algo mejor que AMLO).

En este artículo el autor, Paul Imison, menciona que AMLO no es un progresista, sino un oportunista que amenaza la prosperidad y la democracia mexicana y que al igual que muchos populistas -como Hugo Chávez, Bolsonaro y hasta el propio Donald Trump- es un político que a pesar de no tener ideología fija, inspira una devoción en sus seguidores similar a la de un culto religioso.

México, continúa diciendo el autor, podría beneficiarse de un Presidente y un partido demócrata en el gobierno, genuinamente progresista, sin embargo, la figura autoritaria de AMLO promete soluciones fáciles y cortoplacistas a retos extremadamente complejos, con lo cual se ha comenzado a desmantelar buena parte del progreso que el país ha alcanzado.

Cada día que pasa, muchos de los que apoyaron su candidatura ven con desilusión la manera como se ha desarrollado el nuevo gobierno que aglutinó una serie de oportunistas que incluyen desde aliados multimillonarios y políticos de pasado oscuro hasta fervientes simpatizantes del régimen chavista de Venezuela.

En su discurso AMLO se autodefine como "liberal", pero en lugar de ver a la sociedad civil organizada y a sus críticos como la natural oposición que en toda democracia liberal existe y sirve de sanos contrapesos, los considera y etiqueta como enemigos "neoliberales" o "conservadores" que traman complots para destruir a México y a su Presidencia y por lo tanto deben ser neutralizados o eliminados.

No dudo que haya quienes por intereses económicos o políticos quisieran derrocar al gobierno, pero AMLO debiera saber y creer que la enorme mayoría de ciudadanos y "opinadores" no son enemigos de México ni del gobierno en turno, sino ciudadanos que ejercen la libertad y derechos consagrados en la Constitución, para expresar críticas u opiniones diferentes, o creer en alternativas de solución distintas y mejores para los problemas comunes.

Escuchar y aceptar de buena gana la crítica fundada y respetuosa es parte de la democracia liberal, la cual en teoría defiende AMLO. Pero si revisamos el discurso, las políticas públicas y las reacciones del Presidente, poco o nada tienen que ver con el liberalismo. En la 4T hay señales tanto liberales y conservadoras como totalitarias. En unos casos, aplica la analogía de los gobiernos priistas que decía que "son como un automóvil que pone la direccional hacia la izquierda para luego dar vuelta a la derecha", y en otros al revés, "ponen direccionales a la derecha y luego dan vuelta a la izquierda".

Si en política el liberalismo es una doctrina que defiende la libertad individual y preconiza el Estado limitado, es decir, que restringe la intervención del Estado en la vida social, económica y cultural, yo diría que AMLO más que liberal es un conservador de clóset. Por un lado firma un nuevo y liberal tratado de libre comercio (T-MEC) y por otro lado es un proteccionista que concentra todo el poder y anhela volver al México del pasado.

Cabe mencionar que el equilibrio de todo gobierno liberal-democrático se ancla en una sociedad plural y en una prensa independiente, lo cual, a todas luces molesta al Presidente, quien en su conservadurismo recóndito quisiera tener una sociedad monolítica que lo venere y una prensa acrítica y aplaudidora.

La verdad es que en el mundo actual, particularmente en el ámbito económico, nada es blanco o negro. La vida es de colores y matices diversos y tras siglos de monismo cultural, de asumir la idea de que hay una sola forma de ser plenamente humano, es preciso reconocer que el pluralismo es hoy una creencia común.

Salvo los fanáticos extremistas, hoy nadie es completamente liberal ni completamente conservador. Todos somos una especie de liberales-conservadores o conservadores-liberales (en el orden que cada quien se quiera ver) y en ese mestizaje político-ideológico es donde los mexicanos debemos encontrar los puntos en común que nos permitirán convivir y avanzar en paz.

"Mientras menos envidio, más soy".
Yo