¿Es en serio?

Hace muchos años, al entrar a la oficina de un contador en Estados Unidos, me llamó la atención una pequeña placa ubicada sobre el escritorio de la recepcionista, la cual tenía grabado el puesto que ocupaba. Ella era la "Directora de Primeras Impresiones".

Detrás de esto que podría parecer gracioso, había un mensaje: que en esa oficina la opinión de los clientes era importante, que si se preocupan por cuidar la primera impresión es porque también cuidarán la segunda, es decir la relación de trabajo posterior.

Un pequeño letrero mostraba actitud positiva, voluntad de servicio y la promesa de mejores esfuerzos.

¿Cuál es la cara con la que una empresa o institución se presenta y da su primera impresión a clientes y público general?

Tal vez no lo hayan visto así, pero para mí es su logotipo. El logotipo funciona como la recepcionista-directora de primeras impresiones de aquel despacho de contadores. Es una especie de carta de presentación que simbólicamente y de la manera más simple y sucinta posible, muestra las "credenciales" y "filosofía" de una organización, y lo que se puede esperar de ella.

Cuando por primera vez nos topamos con una persona, producto, empresa o institución, su imagen importa, y mucho. Por eso en todo lo que uno dice y hace, "no solo hay que ser, sino también parecer".

Si se es honesto, hay que parecer honesto; si se es profesional, hay que parecer profesional; si algo es de calidad, tiene que parecer de calidad. Cuando es al revés, cuando la apariencia es de calidad sin realmente tenerla, no estamos frente a un buen marketing, estamos frente a un fraude.

Todo esto viene a colación por el logotipo, la "cara" del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) que hace unos días se filtró en redes sociales.

Cuando lo vi, no lo pude creer. Pensé que se trataba de un "meme" que algún desocupado hizo para referirse una vez más burlonamente al proyecto de este aeropuerto que tantas críticas ha recibido.

Pero luego que diversos medios de comunicación serios publicaron la noticia y difundieron el diseño "oficial" del logotipo, me quedé atónito. ¿Es en serio? Fue la pregunta que me hice y le hago a quien sea que haya aprobado ese bodrio que no vale ni los 3 mil 126 pesos que costó el trámite de su registro ante el IMPI.

Como logotipo que es, logró comunicar algo, en este caso, comunicó la pésima calidad, el bajo nivel, la improvisación y el desconocimiento técnico y profesional que caracteriza a todo lo que la 4T hace.

Quien conoce un poco de diseño gráfico y comunicación visual sabe que un logotipo debe tener ciertas mínimas características visuales y simbólicas.

Gráficamente debe ser legible inclusive a escala reducida, fácilmente reproducible en cualquier material, distinguible tanto en positivo como en negativo, y debe ser memorable, es decir que impacte y no se olvide. Con lo único que cumple el logotipo propuesto es con lo memorable: a nadie se nos va a olvidar nunca el mamut bajo el avión.

Y en cuanto a la semiótica, es decir, los símbolos y significados del diseño y el discurso visual que comunica, este logotipo no podría ser más retrógrado, desconfiable y neófito, contrario a todo lo que un aeropuerto y la seguridad aérea involucrada deben comunicar y garantizar.

Así, la opinión pública destrozó el logotipo con apodos: "Chairopuerto" y "ChAIFA".

Para que cualquier tipo de proyecto creativo salga mal, se necesitan siempre dos partes: un diseñador inepto que lo proponga y un cliente ignorante o confiado que lo apruebe. Si uno de ellos es medianamente capaz, las cosas no salen tan mal.

Quien sea que haya diseñado este logotipo, (si es que se le puede llamar "diseño" a un mazacote de malas ideas) supongo lo debió haber presentado para su aprobación a las autoridades a cargo de este proyecto (la Presidencia, la Sedena o la SCT). A ellos les hago la pregunta inicial: señores, en serio, este logotipo, la torre de control, el avión que viene o va, la pista, el mamut... ¿es en serio? ¿De veras, es en serio?

"No hay grandeza sin autocrítica".

Yo