Maquiavelismo ético
Luego de diversas conversaciones sin prejuicios y libres de cualquier animadversión hacia el actual gobierno, me di cuenta que, si la sociedad civil en conjunto con los partidos políticos de oposición no elaboran una estrategia lo suficientemente astuta para contrarrestar el poder y maquiavelismo de López Obrador y su 4T, el futuro del país será desastroso.
Digo estrategia astuta y no maquiavélica, porque en el maquiavelismo el fin justifica los medios, y lo que propongo no es engañar ni manipular a las masas (llamadas pueblo) para obtener sus votos, como lo hace todos los días el Presidente sin escrúpulo alguno, y sin dar mayor importancia a las leyes y normas establecidas. Lo que propongo es fraguar una estrategia de "maquiavelismo ético", aunque suene contradictorio como todos los oxímoron. Un plan de acción capaz de contrarrestar la manipulación y el atropello a la democracia y al Estado de derecho de un movimiento de transformación que aparenta altura de miras, servicio a la nación y atención a los más pobres, cuando en realidad no es otra cosa que un golpe de Estado mafioso, ejecutado por los canales democráticos establecidos y que hoy el propio Presidente pretende dinamitar para mantener el poder a toda costa.
Su dicho "no me vengan con que la ley es la ley" es muestra inequívoca de que para él y para su movimiento, el Estado de derecho es un obstáculo. El Presidente y sus protegidos, incluyendo entre ellos nada menos que a los militares, violan todos los días descaradamente la ley, y si bien se les denuncia por todos los medios legales posibles, utilizan las instituciones del Estado para amedrentar, amenazar, extorsionar y acallar críticos. Siguen al pie de la letra la filosofía de Maquiavelo: subordinar todo, incluidos los principios éticos o morales, al objetivo de la eficacia política.
Elaborar una estrategia política para contrarrestar los recursos y el poder acumulado por el Presidente requiere pensar fuera de la caja, incorporando al "cuarto de guerra" de la oposición mentes brillantes que aporten ideas nuevas, con los escrúpulos de la moral y la ética, pero con la astucia y sagacidad necesaria para vender un proyecto de nación deseable y al mismo tiempo viable. Requiere también hacer a un lado el protagonismo de los actores políticos y empresariales tradicionales, los cuales, hasta ahora, no han tenido la efectividad necesaria para servir de contrapeso al peso pesado que el Presidente y su 4T representan.
Las voces tradicionales de la oposición, de las cúpulas empresariales o de las organizaciones autónomas de la sociedad civil que a diario exponen todas las pifias y transgresiones a la ley del Presidente y sus colaboradores, son ninguneadas por el Presidente y arrolladas por el aparato propagandístico diseñado y financiado por el propio Estado para despedazar críticos.
Sin una estrategia política astuta de cara al 2024, que logre arrebatarle el poder a Morena o cuando menos quitarle la mayoría simple del Congreso -la divina democracia nos libre de que logren la mayoría calificada-, los mexicanos estaremos atrapados ocho años más en la vorágine de poder, en rumbo acelerado hacia la ruina económica y con una sociedad cada vez más debilitada.
El Presidente es muy transparente en sus intenciones. Lo que quiere -y así lo dijo ya violando una vez más las leyes en materia electoral- es tener la mayoría calificada en el Congreso para, obviamente, modificar la Constitución a su antojo y repetir lo que vio y aprendió a hacer en su vida de marrullero político disfrazado de luchador social: la dictadura perfecta, y que al tener de aliados al crimen organizado y al Ejército, maiceados y a sus pies, sería una dictadura invencible.
Ya no hay tiempo. Es ahora o nunca.
Lo que toca hacer es pensar, sumar ideas y poner en marcha una estrategia capaz de contrarrestar el maquiavelismo de la 4T, no para obtener el poder y seguir haciendo lo mismo, sino para crear las condiciones que permitan realmente sacar de la pobreza a millones de mexicanos y mejorar la calidad de vida de todos, inclusive la de aquellos que con razón, debido a la corrupción e irresponsabilidad social de gobiernos anteriores, votaron por un cambio y sinceramente creen que la 4T es mejor que cualquier otra cosa.
"Es más fácil resistir
al principio que al final".
Leonardo Da Vinci