Cuatroteístas

Es desesperante tratar de razonar con los fanáticos de la 4T, es decir, los cuatroteístas que frente a cualquier crítica fundada o prueba incontrovertible de corrupción, ineptitud, nepotismo, falta de conocimientos y experiencia del gobierno actual, responden con descalificaciones e insultos que matan toda conversación, dejando así sólo dos posibles escenarios: el de engancharse y caer en su juego de diatribas, para el cual son unos maestros, o retirarse de la discusión, dejándoles una cierta sensación de triunfo.

Sea alegando o callando, los fanáticos tienen una extraña capacidad para desesperar y hacer enojar opositores. Y de ellos, el que más capacidad para irritar tiene, el más competente de todos, es sin duda el "compañero Noroña".

¿Por qué sucede esto? ¿Cómo protegerse de un fanático y no entrar en su juego?

Según la neurociencia, el fanatismo es un proceso adictivo.

Patrick McNamara, director del laboratorio del Neurocomportamiento Evolutivo de la Universidad de Boston, dice que "la dopamina (neurotransmisor del cerebro) juega un papel determinante en los comportamientos de los fanáticos, los cuales están provocados por niveles anormalmente altos de dopamina".

La escritora y psicóloga Celia Antonini dice que los fanáticos dividen al mundo en dos: nosotros y ellos. Y agrega: "hay que ser una persona muy equilibrada para intentar tener una conversación adulta con un fanático, porque el fanático no admite errores, fisuras ni críticas realizadas sobre el objeto de su fanatismo. El fanático es sordo a cualquier cuestión que no coincida con su manera de pensar. Sea por razones de fe, creencia o neuroquímicas, el fanatismo es un viaje de ida, del que difícilmente alguien regresa".

Si la dopamina es la responsable de que la pasión se convierta en una obsesión adictiva y descontrolada, luego de ver la negación y la realidad alternativa en la que viven el Presidente y sus férreos seguidores, me pregunto: ¿debemos verlos y tratarlos como adictos, como enfermos, y a la 4T verla como un problema de salud mental más que como una corriente, movimiento o pensamiento político?

Cada vez más tiendo a pensar que sí, sobre todo cuando veo que los fanáticos cuatroteístas están convencidos de que con el solo hecho de tener a un Presidente que pontifica y se autonombra paladín de los pobres, hemos entrado ya (aunque "nos arda", dicen) a un mundo en el que por fin se hará justicia, la cual entienden no como la reducción de pobreza o el acabar con la corrupción y los privilegios de unos cuantos, sino como que por fin llegó la hora de "chingar a los ricos".

Pero ni el "compañero Presidente" ni sus fanáticos seguidores se dan cuenta de que con la 4T ni una ni otra cosa sucederá: ni los ricos serán "chingados" ni los pobres dejarán de serlo. Lo único que sucederá es que habrán cambiado ladrones viejos por nuevos, y que el saqueo y la corrupción de los hombres, mujeres y familiares cercanos y leales al Presidente no sólo será tolerada, sino vista como un acto de justicia y merecida recompensa.

¿Qué se le puede decir a un fanático cuatroteísta cuando luego de darle datos y argumentos válidos que demuestran la corrupción, errores y fracasos de la 4T sale con comparaciones simplistas de lo que otros gobernantes corruptos del pasado hicieron? O salen con las ya clásicas preguntas con las que pretenden descalificar opositores: ¿dónde estábamos antes..., por qué antes callamos...? Son preguntas que lo único que logran es convertir las críticas fundadas en una estúpida y autodestructiva competencia para ver quién es peor, si AMLO o todos los presidentes anteriores.

Sólo dos cosas he atinado decirles a los fanáticos irracionales y adictos a la 4T, para retirarme de discusiones inútiles sin darles una falsa sensación de triunfo:

1. "Justificar la ineptitud diciendo que antes todo estaba mal, no arregla nada. Siempre se puede estar peor. Y ya estamos peor".

2. "No conviertan la ineptitud y corrupción de la 4T en una competencia para ver quién es más tonto o más ladrón, si los de antes o los de hoy, porque mientras defienden lo indefendible los que pagamos las consecuencias somos todos los mexicanos, principalmente los más pobres".

"El fanatismo es una enfermedad contagiosa: uno puede enfermar mientras está luchando por curar a otras personas".

Amos Oz