¿Cuál es el plan?
Se supone que las campañas políticas existen para que todo aquel que aspira a un cargo de elección popular presente a los ciudadanos lo que propone cambiar o mejorar y cómo piensa lograrlo, es decir, sus planes de gobierno, y así los electores podamos comparar las diferentes propuestas y decidir en las urnas la opción que mejor nos parezca.
Eso se acabó. Hoy las campañas políticas son una burla, un juego de ocurrencias, una competencia de frases pegajosas, de trapos sucios reales o inventados, de quién puede hacerse famoso más rápido y atraer votantes por medio de tonterías. Hoy no gana el más capaz o el que tenga la mejor propuesta, sino el mejor histrión, el que mejor divida a la sociedad en buenos y malos y el que mejor se presente como su salvador. Las propuestas serias y el debate de ideas son irrelevantes.
Todos pueden decir hoy por quién votarían, pero pocos podrían decir o explicar cuál es el plan de gobierno de su candidato favorito, cómo piensa abordar y solucionar los principales problemas del país, como el de inseguridad, el de la pobreza, la salud pública, la corrupción, la educación, etcétera.
Ningún candidato o partido vende y ofrece soluciones concretas a los problemas, sino ideas abstractas alrededor de un solo argumento: los gobiernos anteriores son o fueron peores, punto. No hay más razones para votar por uno u otro. En el caso de Morena, lo único que Claudia Sheinbaum atina a decir es que ellos son "diferentes" cuando todo indica que son iguales, y claro, sin reconocer que muchos de los males añejos que criticaban, no sólo no los han solucionado, sino los han empeorado y hasta creado males nuevos.
En el caso del Frente Amplio, el argumento central para votar por Xóchitl Gálvez es el mismo: los de hoy son peores que los anteriores, y en su caso además con el problema de que "los anteriores" son precisamente los partidos que la apoyan y nos llevaron al punto en que estamos. Y en el caso del novel candidato de Movimiento Ciudadano, Samuel García, ni qué decir. Pretende lograr votos no sólo porque los gobiernos anteriores y los de hoy son igual de malos, sino porque él es... joven.
¿Y lo que los ciudadanos queremos y necesitamos qué?
Si no exigimos que cada candidato nos diga qué piensa hacer para sacarnos del hoyo en que estamos, y nos aseguramos de que las promesas se cumplan, al final sólo habremos servido para darle el poder al que mejor nos engañó o mejor nos cautivó.
A la candidata Claudia, que aboga por la continuidad, habría que preguntarle cuál es su plan en materia de seguridad, ¿continuar con la política de abrazos, no balazos, a pesar de su evidente ineficacia? ¿Cuál es su plan para combatir la corrupción?, ¿continuar asignando obras directamente sin licitarlas y desaparecer al INAI? ¿Cuál es su plan de combate a la pobreza?, ¿continuar con dádivas a los jóvenes a cambio de nada, atacando al empresariado, derrochando dinero en obras inviables? ¿Cuál es su plan de salud?, ¿continuar con ocurrencias que provocan desabasto de medicinas y con instituciones de salud totalmente rebasadas? ¿Continuará la militarización del país y con los ataques al INE y a la separación de poderes?
Y lo mismo habría que preguntarle a Xóchitl y al nuevo "wannabe" aspirante presidencial Samuel, ¿cuáles son sus propuestas para arreglar, combatir o disminuir los problemas antes mencionados?
Pregunto, porque los candidatos hablan de todo menos de lo que piensan hacer si ganan.
Sin planes de gobierno claros y comparables, la elección del 2024 será una elección entre quimeras, miedos y trivialidades: las quimeras de una prometedora transformación que resultó ser la misma "gata revolcada"; el miedo a que la 4T continúe y el miedo a que los demonios del pasado regresen al poder, y las trivialidades de un imberbe que pretende ser Presidente de un país, haciendo chistoretes en las redes sociales, convirtiendo la política, la vida y el futuro de todos en un simple juego. Pura verborrea. Nada de fondo.
La única salida que veo a la trampa democrática en la que estamos metidos es obligando a la clase política a hacer planes de gobierno medibles y a dar resultados.
Basta ya de mentiras y engaños. No más promesas incumplidas.
¿Quieren el puesto? Comprométanse a dar resultados, y si no los dan, sean "hombrecitos" y "mujercitas" y renuncien sin chistar.
"Sobre aviso no hay engaño".
Dicho popular