Peligro carretero
El Presidente López Obrador advirtió a los migrantes que es peligroso atravesar México rumbo a Estados Unidos, poniendo como ejemplo los secuestros en Matehuala, y exhortándolos a evitar riesgos ante la presencia de grupos criminales.
"Hay secuestros de la delincuencia organizada, que estamos ahí atendiendo. Ahora tenemos otra vez problemas en Matehuala, en San Luis Potosí, y que son secuestros a migrantes", dijo.
El Presidente reconoce que viajar por carretera en México es peligroso, y lo es, pero no sólo para los migrantes, sino para todos.
A los asaltantes y secuestradores no les importa el motivo o la nacionalidad de los que cruzamos por "sus territorios". Cualquier vehículo que pase por sus dominios es sólo una oportunidad para obtener dinero fácil.
Todos los días somos testigos o víctimas de asaltos, robo de mercancías, extorsiones a choferes, secuestros y asesinatos en las carreteras nacionales.
Quien se anima a viajar por carretera, lo hace con miedo a que se ponche una llanta en medio de la nada o a toparse con retenes que nos obligan a decidir en segundos si debemos pararnos o no, y asumir los riesgos que implica esa decisión: si nos detenemos y resulta que el retén era de delincuentes aparentando ser militares, estamos perdidos, y si lo evadimos y resulta que el retén era auténtico, seremos perseguidos y muy probablemente baleados.
Es un hecho. Las carreteras del País son puntos de operación y fuente de ingresos permanentes de la delincuencia y el crimen organizado. Tan es así, que la propia Guardia Nacional hizo una lista de las cinco carreteras más peligrosas de México:
En primer lugar está el tramo entre Puebla y Córdoba de la Carretera 150D, y que es la autopista de peaje que comunica a la Ciudad de México con Veracruz.
En segundo lugar está la Carretera Federal 37D, conocida como la Autopista Siglo 21, la cual recorre los Estados de Michoacán y Guerrero.
En tercer lugar está la Carretera Federal 97 de Tamaulipas, considerando el tramo más inseguro el ubicado entre Matamoros y Reynosa.
En cuarto lugar está la carretera Querétaro-Irapuato, y en quinto lugar el entronque Morelos-Pachuca de la misma Carretera 150D mencionada en primer lugar.
Si el Gobierno sabe esto, ¿qué están haciendo para que viajar por carretera no sea una decisión temeraria? ¿De veras creen que el problema se resolverá con "abrazos" y dádivas mensuales de un par de miles de pesos, cuando un delincuente, con sólo sacar una pistola obtiene el doble en un instante?
¿Por qué si tienen identificadas las carreteras más peligrosas, no establecen un plan y horarios en los que los ciudadanos podamos circular por ellas con protección del Ejército o de la Guardia Nacional (perdón por el pleonasmo)?
Parece ser que el Gobierno mexicano sólo actúa cuando asaltan, secuestran o matan a un extranjero, especialmente si es estadounidense. Como que los mexicanos somos más "desechables". Y lo somos porque a diferencia de aquellos, que sí tienen un Gobierno que los protege y está al pendiente de su seguridad, nosotros no tenemos quién nos proteja o defienda. Vaya, hasta el "Chapulín Colorado" se nos murió.
Los ciudadanos comunes no tenemos palancas de presión suficientes para forzar al Gobierno mexicano a preocuparse y ocuparse en prevenir los delitos o resolver los crímenes de los que a diario somos víctimas; nosotros no tenemos aranceles o sanciones que imponer, ni armamento o ejército que mandar.
Lo más que podemos hacer es desgañitarnos con reclamos que llegan a oídos sordos, hacer pancartas y dejar de ir trabajar para asistir a una manifestación.
Hasta ahí llegan nuestras posibilidades, y si lo hacemos, lejos de ser escuchados, nos convertimos en objeto de burla o sorna por exigir derechos, y que mal llaman privilegios.
Cada vez que al Presidente se le cuestiona su fallida, cómplice y ridícula política de seguridad, esa de "abrazos no balazos", cada vez que se le muestran las cuentas de muertos y desaparecidos, la respuesta es una negación total de los datos, arguyendo que estas cosas se mencionan sólo para afectar a su Gobierno.
Y luego en la sección cómica de sus conferencias mañaneras, llamada "Quién es quién en las mentiras", su encargada nos dirá, trastabillando, que los datos no son falsos, pero se exageran.
"La democracia mexicana
es un mecanismo legaloide
para aniquilar minorías indeseables".
Yo