Negligencia criminal

Negligencia criminal

La semana pasada todo México se conmovió por el fallecimiento de Aitana, la niña de seis años que perdió la vida en un elevador cuando era trasladada en una camilla al segundo piso del Hospital 18 del IMSS, en Playa del Carmen.

Desgraciadamente éste es sólo uno más de los miles de casos de negligencia criminal que ocurren en México y de los que las autoridades a cargo de las instituciones, o de la infraestructura, edificios y servicios públicos, inmediatamente se deslindan.

Nunca hay responsables de alto nivel, y siempre terminan "pagando el pato" funcionarios de menor rango o empleados que trabajan en las condiciones que sus superiores establecen, con presupuestos, personal y equipos insuficientes, y obligados a lidiar con los problemas derivados de construcciones o instalaciones deficientes, o con empresas poco o nada profesionales a las que los altos mandos otorgaron contratos de mantenimiento con los consabidos "moches" de por medio.

Son innumerables los casos en los que, debido a la negligencia de funcionarios públicos que a la postre resultan impunes, miles de personas pierden la vida o su patrimonio.

¿Quién o quiénes fueron los responsables de las explosiones del 22 de abril en Guadalajara causadas por derrames de gasolina en el drenaje?, ¿o de la explosión de las oficinas de Pemex en la CDMX por acumulación de gas metano?, ¿o del incendio de la Guardería ABC en Hermosillo, en la que murieron 49 niños...? Nadie.

En México, el mantenimiento de las instalaciones, infraestructura y servicios públicos nunca es preventivo, sino correctivo, y aun el correctivo es a medias. Y peor con la política de austeridad del gobierno de la 4T, que por un lado "ahorra" dinero en gastos necesarios y por otro lo despilfarra en obras innecesarias.

Ahorros mal entendidos son aplicados hoy a los presupuestos de todas las instituciones y dependencias del Estado. Ejemplo de ello es la reducción de 43% del gasto para mantenimiento de infraestructura de Pemex o de 42% en los recursos de mantenimiento destinado a proteger la operación de la CFE.

Así que no nos extrañen las fallas del servicio y "accidentes" que a diario ocurren y que obligan a los funcionarios públicos a revisar si en sus ámbitos de competencia pueden ocurrir tragedias similares, revisiones que hacen no tanto por conciencia propia o ética profesional, sino para no resultar culpables de las muertes o daños que su ineptitud, negligencia o corrupción, causan.

Tras la tragedia en el hospital de Playa del Carmen todas las cabezas de instituciones públicas se pusieron a revisar sus elevadores: "Denuncian fallas en elevadores de hospitales de Oaxaca", decía una nota posterior a la muerte de la niña Aitana. ¿Hay que esperar a que se caiga un elevador o un puente, o a que explote un edificio para revisar los demás y darles el mantenimiento necesario?

Actuar sólo después de que ocurre una tragedia, "tapar el pozo luego del ahogado", es una negligencia criminal que se atribuye a todos aquellos que, siendo conscientes de riesgos sustanciales e injustificables, no hacen lo necesario para prevenirlos.

El más claro ejemplo de negligencia criminal fue el manejo que el gobierno de la 4T y la Secretaría de Salud (en voz de López-Gatell) dieron a la pandemia de Covid, al negarse a hacer pruebas e impedir que laboratorios privados las hicieran; al no dotar de insumos ni cuidados al personal médico del sistema de salud; al tratar de ocultar la cifra real de muertos; al desmentir la eficacia del cubrebocas; al adquirir tarde las vacunas y distribuirlas de forma electorera, etcétera.

Recortar presupuestos de mantenimiento, asignar contratos, responsabilidades y tareas de las que dependen la vida, la salud o el patrimonio de todos, a empresas inexpertas o a personas 90% leales y 10% capaces, como lo hace el Presidente, es negligencia pura.

Con esta mentalidad de ahorros mal entendidos, de contratar profesionales baratos y designar funcionarios públicos incapaces, pero leales, habrá que pensar dos veces antes de subirnos a un avión de la nueva línea aérea que el gobierno de la 4T ha anunciado (Aero Maya o Mexicana si finalmente compra esa marca), y en los edificios públicos, mejor subir y bajar por las escaleras que por un elevador. No vaya a ser la de malas.

"Los charlatanes hablan en grande
y hacen en chico".

Yo