Objeción de conciencia

Objeción de conciencia

Hace unos días, el Congreso de Jalisco despenalizó el aborto libre hasta las 12 semanas de gestación. Al respecto, las opiniones de la sociedad están divididas de la misma manera como se dieron los votos en el Congreso, 55% a favor y 45% en contra. Esta división de opiniones no hace buenos a unos y malos a otros. Es simplemente una muestra de la realidad: hay diferentes filosofías, diferentes creencias, circunstancias y convicciones personales. Cabe señalar que, a nivel mundial, la mayoría de las personas se muestra favorable a que el aborto, en ciertas condiciones, sea legal. En España, por ejemplo, el 70% de las personas se manifiesta a favor de la interrupción voluntaria del embarazo.

Yo formo parte de esa mayoría que opina que las mujeres deben tener el derecho a decidir sobre su cuerpo, con todo el apoyo médico necesario y sin que pese sobre ellas castigo o estigmatización social alguna.

Ahora bien, una vez que la despenalización ha sido aprobada, para garantizar que las mujeres jaliscienses reciban atención segura y legal del aborto, y todos los servicios de salud reproductiva, el Estado debe asegurarse de que la llamada "objeción de conciencia" no se traduzca en un problema que en la práctica impida a las mujeres abortar, si así lo desean, dentro del plazo límite permitido.

La objeción de conciencia es una prerrogativa de los profesionales médicos de negarse a acatar órdenes, de oponerse a la realización de un procedimiento o intervención dispuesto legal o administrativamente, debido a que ello atenta contra sus convicciones.

Sin embargo, esta prerrogativa no puede vulnerar los derechos fundamentales de las mujeres. Por ello las leyes en la materia hablan de que el médico que se abstenga de practicar un aborto por "objeción de conciencia" tiene la obligación de remitir inmediatamente a la mujer a otro médico que sí pueda llevarlo a cabo.

Lo delicado en estos casos es que burocracias o dilaciones deliberadas pueden llegar a consumir el plazo legal de 12 semanas de gestación.

Una cosa es no estar de acuerdo con algo por "objeción de conciencia", lo cual es totalmente respetable, y otra muy diferente hacer imposible a terceros el ejercicio de este derecho, bloqueando el trabajo de médicos que no tienen objeciones, hostigándolos para que dimitan y provocar así la falta de personal capacitado para atender a quienes requieran o soliciten procedimientos abortivos.

Antes se castigaba a las mujeres que abortaban, ahora habrá que castigar al personal médico o a los directores de clínicas y hospitales que impidan u obstruyan el trabajo de quienes no tienen objeción para realizar procedimientos abortivos.

Lo digo porque según información difundida, en Jalisco, la mayoría del personal que trabaja dentro del Programa Estatal de Interrupción del Embarazo, no tiene plazas definitivas, sino contratos temporales que oscilan entre las dos semanas y los tres meses y medio de vigencia, lo que provoca que este tipo de servicios médicos no se brinde adecuadamente, o no se brinde del todo.

Muchos "objetores de conciencia" van más lejos. No solo promueven el bloqueo laboral a los "no objetores", sino además los etiquetan y estigmatizan con el mote de "aborteros" y les niegan acceso a los medicamentos necesarios para realizar los procedimientos quirúrgicos, perjudicando directamente a las mujeres que los requieren.

Parece que en la "conciencia" de muchos "concienzudos" no habita la compasión ni el cuidado de la vida (por la que se rasgan vestiduras) en este caso la vida y salud de mujeres que, por las circunstancias o razones que fueren, y que no son de su incumbencia, decidieron interrumpir su embarazo.

Y lo peor de todo es que las mujeres que más sufren, siempre terminan siendo las que pertenecen a los sectores más vulnerables de la sociedad, las que no tienen recursos para atenderse en una clínica u hospital privado o para viajar a otra ciudad o país donde reciban atención médica, segura, legal y de calidad.

La ley recién aprobada que despenaliza el aborto en Jalisco es igual que la de Dinamarca, donde desde hace 50 años el aborto antes de las primeras 12 semanas es legal. Ahora solo falta que la atención médica sea como la de allá, y que los "concienzudos" que lo impidan, sean castigados.

"Si los hombres pudieran embarazarse, el aborto sería un sacramento".

Florynce Kennedy