''Mommy, it's a movie”

''Mommy, it's a movie”

Hay una larga lista de delincuentes liberados o exonerados a cambio de operar a favor de Morena y convertirse en candidatos o funcionarios públicos de ese partido y de sus partidos satélites, como son el Verde y el PT. El último es el caso del ex senador del PAN Jorge Luis Lavalle, quien fue nombrado hace unos días por la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, como titular de la Secretaría de Desarrollo Económico de ese estado.

Para quienes no lo sepan, este personaje fue expulsado del PAN en 2018, tras pronunciarse públicamente en favor del candidato priista José Antonio Meade; fue acusado y encarcelado por corrupción en abril de 2021, acusado por los delitos de asociación delictuosa, lavado de dinero y cohecho, por recibir sobornos del gobierno para aprobar la reforma energética promovida por Enrique Peña, y poco más de un año después de su encarcelamiento se le otorgó prisión domiciliaria.

Hace dos días, portando el brazalete electrónico que le fue impuesto por un juez para permanecer vigilado, Lavalle se convirtió en secretario estatal de la administración morenista de Campeche.

Otro caso similar fue el del flamante senador Miguel Ángel Yunes, a quien le cancelaron una orden de aprehensión un día antes de que votara a favor de la reforma al Poder Judicial, dando a Morena el voto decisivo. Estos son solo dos ejemplos recientes de incontables confabulaciones políticas, de las cuales nos enteramos solo porque las fechorías cometidas fueron de alguna manera descubiertas, sin embargo hay muchos más personajes con pasados oscuros incrustados en el gobierno federal y gobiernos estatales del oficialismo.

¿En manos de quién estamos?

Parece que la manera de quedar absuelto de cualquier delito es pasar a las filas de Morena.

Si la historia de la 4T fuese el guion de una película de Hollywood, no sería una en la que, como es de esperarse, al final ganan los buenos, sino una en la que terminan ganando los malos, los de sombrero negro.

Lo que está pasando en México desgraciadamente no es una novela de ficción. En la vida real cada vez son más frecuentes las historias en las que el mal triunfa y el bien lleva las de perder. Novelas de ficción son los discursos que todos los días escuchamos y que hablan del imperio de la ley sobre la corrupción, o que los puestos de gobierno se otorgan con base en méritos y capacidades y no con base en influencias, compadrazgos o lealtades.

La realidad es que en el México de hoy es más rentable ser delincuente que decente, y es mucho más fácil que un inocente termine en la cárcel que un criminal, sobre todo con la aprobada prisión preventiva oficiosa, que elimina el derecho a la presunción de inocencia.

Con los triunfos de candidatos impresentables de Morena, y la incorporación de delincuentes purificados a sus filas, comienzan a cambiar y a degradarse muchos ideales y valores de la sociedad.

Desgraciadamente sigue siendo válido lo que hace tiempo en este mismo espacio dije: Hoy ser bueno es sinónimo de ser pendejo; respetar la ley y no aprovecharse indebidamente de las circunstancias, significa ser "güey"; utilizar argucias significa ser "inteligente". Y, para muchos, ser un patán, cretino y caradura significa fortaleza y entereza.

La comparación entre las historias de Hollywood y las de la vida real me recordó una lección de alimentación sana que quisimos dar a una de mis pequeñas nietas que no le gustaba comer verduras. Estando en el cine con ella, un personaje de la película que veíamos salía comiendo frutas y verduras. Aprovechando la escena, su mamá le dijo: mira, Valentina, las verduras son buenas. Tú deberías comerlas también. Mi nieta, entendiendo la diferencia entre una película y la vida real, le contestó: "Mommy, it's a movie".

La película que Morena ha vendido con el título de su eslogan "La esperanza de México", es una novela de ficción en la que los criminales son seres humanos nobles, que hacen caso a sus abuelas; los gobernantes son personas íntegras e incorruptibles, y los delincuentes, los tramposos, "los malos" no tienen cabida. Si hoy lleváramos a nuestros hijos a ver esa película de paz, bienestar y esperanza que la 4T pregona, voltearían con nosotros y con toda la razón del mundo nos dirían: "Mommy, it's a movie".

"Un cargo público es temporal. Un cargo de conciencia es para siempre".

Yo