Detener el mal

Detener el mal

Cuando las cosas comienzan a ir mal, trátese de una situación familiar o social, de una empresa, de una institución o de un país que ha comenzado a deteriorarse o se ve emproblemado, hay que detenerlas lo más pronto posible o corregir el rumbo.

Las consecuencias de no hacer nada al respecto o de no hacerlo a tiempo esperando que las cosas se arreglen por sí solas, o que "alguien" venga a salvarnos, invariablemente traen costos y desgastes muy superiores a los que supone reconocer errores y fracasos a tiempo.

Un común denominador en las personas exitosas es que detienen rápido lo que ha salido mal y aceptan las pérdidas (no todo sale bien siempre), o toman inmediatamente las medidas necesarias para detener sangrías y evitar así el escalamiento de los problemas a dimensiones inmanejables o fuera de control.

Se necesita valor para detener algo que va mal. Implica tomar "el toro por los cuernos", doblegar orgullos y, sin titubeos, hacer lo necesario para evitar males mayores.

Un negocio fallido, un error de cálculo o una mala relación personal o familiar es como una infección. Si no se para a tiempo puede producir la muerte.

Esta analogía de las infecciones del cuerpo con los problemas económicos, sociales o políticos, es perfecta. En ese sentido diría que México está enfermo. Tiene una infección avanzada que pone en vilo su salud y vida democrática.

Y para curarnos de este mal, tenemos ya programada para el próximo 2 de junio una cirugía mayor en la que millones de médicos intentaremos extirpar de nuestras entrañas los gérmenes del populismo que amenazan con propagarse a órganos vitales de manera irreversible.

A la 4T hay que verla como una enfermedad infecciosa que se transmite por medio de insectos y parásitos que se han enquistado ya en los cuerpos del Poder Ejecutivo y Legislativo, y amenazan con invadir el Judicial, chupando por un lado, y derramando por otro, la sangre de todos.

Son varias las cirugías programadas para el 2 de junio, e incluyen una craneotomía y una operación a corazón abierto, las cuales deberán realizarse con todo el conocimiento y ecuanimidad posibles, y sin que nos tiemble el pulso a la hora de empuñar el bisturí con el que deberemos hacer varias incisiones en forma de cruz en el lugar preciso.

La operación no es sencilla, durará todo el día, y deberemos entrar a las urnas-quirófanos dispuestos a extirpar los tumores que están a la vista y todas las partes necrosadas del gobierno. De no hacerlo así, el paciente quedará desahuciado.

No es momento para ponernos remilgosos o buscar tratamientos alternativos, ni esperar que luego de esta intervención el cuerpo de México quede sin cicatrices.

Sin duda quedarán huellas visibles de la operación y la recuperación será larga, pero tenderemos al menos esperanzas reales de salir adelante y con una calidad de vida superior a la que hoy tenemos. Si en lugar de extirpar el tumor y limpiar la infección dejamos que ésta continúe, no tengan duda de que estaremos peor y con los días contados.

Así decía una frase del guion de la narcoserie "Señora Acero", que el personaje del "Indio Amaro" repetía cada vez que amenazaba la vida de alguien: "Nadie puede estar tan mal que no pueda estar peor".

La enfermedad de México está diagnosticada, se llama populismo, y el virus que la causa está identificado: es el Presidente y los parásitos a su alrededor que viven a nuestras expensas y se han organizado para atacar sistemáticamente los órganos vitales que hasta hoy nos han mantenido vivos y en relativa salud.

Pero tengamos cuidado, porque el virus original AMLO-18 ha mutado. La nueva cepa CS-24 es una variante mucho más agresiva, contagiosa y difícil de detectar, por lo que en caso de que el 2 de junio no logremos extirpar el tumor y eliminar la infección, habrá que desarrollar nuevas vacunas para evitar que el paciente (México) muera por septicemia, esa grave afección que impide a las células y órganos funcionar correctamente. Solo espero que la vacuna contra el virus de la 4T no sea como la Patria que, si algún día llegan a sacarla, no servirá de nada, pues la emergencia ya pasó y los pacientes que en su momento la necesitaron ya están muertos.

"La corrupción es una bacteria que vive en la oscuridad y muere en la luz".

Yo