Fuero por votos

Luego de darse a conocer la existencia de otra propiedad del presidente del PRI, la llamada "Playa Alito", adquirida en la ridícula cantidad de 33 centavos por metro cuadrado, y saber que Morena y aliados estarían a un par de votos de tener la mayoría calificada y así poder modificar la Constitución a su antojo -dependiendo esto de cómo finalmente se calcule la sobrerrepresentación de los partidos dentro de una alianza- me pregunté: ¿qué tan fácil será para Morena lograr que "Alito" y algunos más de sus compinches voten en favor de la reforma judicial propuesta por AMLO que terminaría de facto con la división de poderes y con la posibilidad de cambiar el régimen democrático en el que se basa la República por una dictadura de partido o de cualquier otra naturaleza?

No creo que haya nada más importante para Morena que tener mayoría calificada en el Congreso, y si eso se logra con el simple freno de investigaciones que explicarían las "inexplicables" riquezas de unos cuantos senadores de oposición a cambio de sus votos, pues hasta barato sale permitirles la entrada al club de políticos ricos, corruptos e impunes. Si no es que están ya comprados.

¿O será que el patrimonio de Alejandro "Alito" Moreno es tan bien habido que no tiene nada que temer, y se mantendrá fiel a los objetivos de la alianza opositora y a los intereses de los ciudadanos que representan? En septiembre veremos de qué están hechos los senadores de la oposición.

El mayor peligro que la democracia tiene es el de la compra de votos, pero no solo los de ciudadanos que los "venden" a cambio de dádivas y programas sociales clientelares, sino los votos que los representantes electos emiten en sus curules y que son los que más daños causan.

Lo malo de estos últimos es que buena parte de los diputados y senadores electos, especialmente los llamados plurinominales, buscaron esos cargos no para servir a los ciudadanos que supuestamente representan, sino en unos casos para beneficiarse de la venta de influencias a grupos de poder económico y político y en otros, para obtener el fuero o inmunidad parlamentaria que los legisladores gozan y abusan.

Y digo que gozan y abusan porque hay dos tipos de protección constitucional. La primera, y que sin duda deben gozar, es a la que el artículo 61 se refiere y tiene que ver con la libertad de expresión: "los diputados y senadores son inviolables por las opiniones que manifiesten en el desempeño de sus cargos, y jamás podrán ser reconvenidos por ellas".

La segunda protección de la cual abusan, y que en mi opinión debiera eliminarse por ser la madre de la corrupción e impunidad de la clase política, es la llamada "inmunidad procesal", que impide que los funcionarios públicos sean detenidos (privados de su libertad) durante el tiempo que ejerzan el cargo, lo que les permite violar la ley sin temor alguno, pues las probabilidades de que sean desaforados, juzgados y sentenciados son mínimas. Si para delincuentes comunes la tasa de impunidad ronda el 97%, para un político es prácticamente una garantía.

Afortunadamente no todos los legisladores son así y me consta, pero así como AMLO dijo: "No me vengan con que la ley es la ley", a mí no me vengan con que la vocación de buena parte de ellos es la de ser servidores públicos dispuestos a vivir en la "honrada medianía" por mero amor a la patria.

Estas mafias incrustadas en el poder son las que impiden acabar con la corrupción y la impunidad. Son las que aplastan los esfuerzos de tantos legisladores honestos y de buena voluntad que han decidido dedicarse al servicio público con el único objetivo de mejorar las condiciones de vida de todos los mexicanos, especialmente de los más pobres, y lograr cambios y avances significativos en los sistemas de educación, salud y justicia, que al final son la base del desarrollo sustentable y bienestar duradero.

Hasta hoy todavía está en duda si Morena y sus aliados tendrán la mayoría calificada en el Congreso. Espero que los fallos de los tribunales se apeguen al espíritu de la representación proporcional, de manera que si Morena y aliados obtuvieron el 54% de todos los votos ciudadanos, ese mismo porcentaje sea con el que cuenten en el Congreso, y no el 74% que nadie les dio y que tramposamente quieren obtener.

"Un cargo público es temporal. Un cargo de conciencia es para siempre".

Yo