¡'Ténse quietos!
Sea como sea que hayamos llegado al punto donde nos encontramos, la realidad es que el contexto actual de México es el de una sociedad fragmentada, víctima de la violencia y la delincuencia organizada, lo que hace que todos los ciudadanos, incluyendo los que votaron a favor de la continuidad de la 4T, tengamos que modificar, nuestras formas de vida, nuestras actividades y en muchos casos incluso hasta tener que cambiar de trabajo, o de residencia.
Todo esto por la tolerancia, permisividad (yo diría complicidad) que las autoridades han dado a las organizaciones criminales que actúan a sus anchas y en total impunidad.
Es ridículo y decepcionante que la máxima autoridad militar en Sinaloa, el General de División Jesús Leana Ojeda, haya tenido la desfachatez, la concha y desvergüenza de decir que: "El cese de violencia en Sinaloa no depende de nosotros (...), el restablecimiento del orden depende de que los grupos antagónicos dejen de hacer su confrontación entre ellos, y que estén dejando a la población en paz, para que vivan con tranquilidad".
Si eso no es renuncia expresa a la obligación del Estado de garantizar la seguridad, paz y tranquilidad de los mexicanos, no sé qué lo sea.
La violencia en Sinaloa, los homicidios, robos, secuestros, extorsiones, cobros de piso, etcétera, en todo el País no son peleas de niños a los que se les pide por favor que ya no se peleen, o se les dice "ténse quietos", ya dejen de "dar lata".
La Ley de Seguridad Nacional en su Artículo 5 dice que son amenazas a la Seguridad Nacional los "actos que impidan a las autoridades actuar contra la delincuencia organizada". Atendiendo a esta ley, las instrucciones y política presidencial de "abrazos no balazos", que impide a las fuerzas del orden actuar decisivamente contra la delincuencia organizada, deberían ser consideradas una amenaza a la Seguridad Nacional que obliga al Estado a aplicar toda su fuerza.
Nos hemos mal acostumbrado a vivir rodeados de delincuentes y criminales, de personas corruptas, faltas de ética y escrúpulos. Unas más notorias y escandalosas, otras más "maquilladas" (de "cuello blanco") que debido a su "éxito" económico, sofisticación y poder, son hasta socialmente aceptadas. Solo hasta que la seguridad y patrimonio personal se ve afectado o amenazado es que reaccionamos y exigimos a las autoridades protección.
Alzamos la voz solo si nos matan a alguien cercano, si nos extorsionan, secuestran o nos "cobran piso" para trabajar. Si el daño es ajeno nos importa un comino, guardamos silencio.
Es ingenuo pensar que no nos afecta que se violen impunemente los derechos de otros, que se desaparezcan los organismos autónomos a los que podemos acudir para pedir defensa o amparo por los abusos de un gobierno, o para exigir justicia y protección a nuestras vidas o a nuestro patrimonio.
Ese desdén o indiferencia al Estado de derecho, al sufrimiento y dolor ajenos, a la violación de derechos humanos, etcétera, es el origen de la discriminación, de las dictaduras, de las limpiezas étnicas, de los Estados fallidos, de las guerras...
De esta indiferencia surgió la famosa cita atribuida al pastor Martin Niemöller que da cuenta de la cobardía de los intelectuales y de la sociedad alemana tras el ascenso de los nazis al poder y que dice:
"Primero vinieron por los socialistas, y guardé silencio porque no era socialista. Luego vinieron por los sindicalistas, y no hablé porque no era sindicalista. Luego vinieron por los judíos, y no dije nada porque no era judío. Luego vinieron por mí, y para entonces ya no quedaba nadie que hablara en mi nombre".
Hoy la democracia y los derechos humanos fundamentales se ven otra vez amenazados por un gobierno autócrata, tramposo y corrupto, y es solo cuestión de tiempo que el daño que la concentración de poder de la 4T ya ha comenzado a causar al País se generalice.
El día que eso pase y no tengamos a quién recurrir, porque nuestro silencio permitió la desaparición de Poderes y organismos autónomos que nos protegen, y seamos una dictadura con disfraz demócrata, parafraseando a Niemöller, podrá escribirse:
"Vinieron por los ricos y yo dije nada porque yo no era rico. Vinieron por las casas y yo no hice nada porque no tenía casa. Vinieron por los patrones y yo guardé silencio porque yo no era patrón. Luego escaseó la comida, las medicinas y el trabajo, y ya no había nadie que me lo diera todo".