'Baibai'

Estamos a cinco días de que el mandato de AMLO termine "oficialmente", palabra que entrecomillo porque creo que extraoficialmente, tras bambalinas, y desde La Chingada, seguirá mandando, manejando los hilos de sus intereses políticos y económicos y protegiéndose él y los suyos a través de su red de complicidades, y en su "ex partido" Morena, dirigiendo las cosas por medio de su hijo "AMLO B", quien fue designado como su secretario de Organización.

AMLO se va, pero no se va. Oficialmente habría que decirle "adiós", extraoficialmente, habría que decirle lo que los cursis discursos de despedida repiten siempre: "Esto no es un adiós, sino un hasta luego".

No puedo negar que me causa cierto placer y descanso el hecho de que AMLO se vaya, aunque sea solo de los reflectores.

Eran ya insoportables las burlas, el cinismo y las mentiras; los insultos a la inteligencia de los mexicanos más educados e informados; las agresiones a los que con respeto y con todo derecho osaron criticarlo o cuestionarlo, y la manipulación de las legítimas esperanzas de los más pobres de este país, en todas sus declaraciones, y especialmente en el teatro nacional de sus mañaneras.

Fue demasiada la politización de la vida diaria, o como lo escribí hace unos años en este mismo espacio, se volvió hartante el "monotema" de AMLO que durante más de seis años secuestró las conversaciones sociales, los medios de comunicación, las páginas de opinión, las preocupaciones empresariales y personales acerca del incierto e "impronosticable" futuro del país.

Llevamos años hablando de la retahíla de ocurrencias, mentiras y absurdas declaraciones diarias del Presidente, y que fueron motivo de vergonzosas burlas y parodias en el mundo entero, y que afectaron no solo a su persona, sino a todos los mexicanos; de su obvia protección al crimen organizado, de su alineación con países gobernados por populistas y dictadores, y de tantas cosas más que provocaron divisiones, desasosiego y una sensación de que la clase media, profesional y empresarial del país en general somos mexicanos "non gratos" que servimos solo como fuente de ingresos cautiva, como blanco de insultos y desprecios, para la canalización de odios y resentimientos y para encarnar en alguien la culpa de toda la pobreza y corrupción existente.

Por salud mental, debemos darnos el espacio para hablar de otras cosas. Hay más vida que AMLO y su 4T.

Esto no quiere decir que debamos desentendernos de la vida nacional, o que dejemos de señalar lo que nos parece bien o mal de nuestros gobernantes. Lo que quiere decir es que hay -como dice el libro sapiencial Eclesiastés- un tiempo para todo.

Hay un tiempo para nacer y un tiempo para morir; un tiempo para plantar y un tiempo para cosechar; un tiempo para destruir y un tiempo para construir...

Hoy habría que agregar a ese concepto que hay un tiempo para ocuparnos de los asuntos públicos y otro para ocuparnos de los nuestros.

Involucrémonos en los asuntos públicos en los momentos que nuestra voz o nuestra presencia sean necesarias, y sirvan de algo.

Pero de nada sirve y en nada ayuda al país ni a nosotros mismos, convertir reuniones de familia y amigos en discusiones o mítines políticos. Hay que separar los tiempos, hay tiempos para el trabajo y las preocupaciones personales y colectivas, y tiempo para el descanso y el disfrute.

Hablemos más de lo que nos hace sentir bien, de temas que nos apasionen, sirvan a nuestro intelecto o contribuyan a nuestra felicidad. Riamos aunque sea un momento, de tonterías o de nosotros mismos. O si queremos ponernos serios, hablemos al menos de lo que sí está en nuestras manos y podemos hacer para resolver nuestros problemas o lograr nuestras metas.

Le agradezco a AMLO una sola cosa: el haber puesto en las prioridades del gobierno y de los mexicanos bien nacidos el bienestar de los más pobres, de los olvidados, aunque él los haya usado como instrumentos para ganar popularidad. Solo eso le agradezco, y le digo:
 
Adiós, "good bye", "au revoir", "arrivederci", "abur", "ciao", "shalom", "auf wiedersehen", "namasté", "sayonara", "zài jián", "alwadae", "bidaya", "do svidaniya", "addiju", "sabaidi", "veloma", "nãnã", "baibai"..., que le vaya bien y que sea feliz, feliz, feliz. De veras.

"Si tiene solución, ¿de qué te
preocupas? Si no tiene solución,
¿de qué te preocupas?".

Proverbio chino