Ricardo EliasComment

No es cierto... ¡y qué!

Ricardo EliasComment
No es cierto... ¡y qué!

Un párrafo del fantástico Sexto "Informe" de AMLO resumió toda su gestión y estilo de gobierno:
 
"En 23 estados el sistema de salud universal y gratuito para personas sin seguridad social conocido como IMSS Bienestar... ya es el más eficaz del mundo... No va a ser como Dinamarca, es mejor que en Dinamarca".

Lo preocupante es que la próxima Presidenta, junto con futuros secretarios de Estado y gobernadores, sin el menor dejo de pudor, pena, decencia o vergüenza hayan aplaudido las cínicas mentiras del Presidente.

¿Por qué lo hacen? ¿Por qué si saben que algo no es cierto lo defienden sin autocrítica alguna?

Lo hacen, en mi opinión, porque se trata de convertir los fracasos, errores y ocurrencias de su caudillo en un símbolo de poder absoluto y demostrarle así a la oposición que pueden hacer lo que quieran, no solo mentir, sino hasta robar y traicionar.

Pareciera que mientras más grande y obvia sea la mentira más se envalentonan frente a los críticos y opositores. Y es así porque se saben intocables. Saben que han logrado manipular y comprar la fe y esperanzas de mayorías desinformadas y resentidas para ganar elecciones; que tienen sometido al Poder Legislativo y a las fiscalías; que han cooptado o desaparecido todos los contrapesos y organismos autónomos, lo que les permite hacer lo que les venga en gana, en total impunidad y sin que nadie les llame a cuentas.

El último contrapeso pendiente de controlar es el del Poder Judicial, que, si bien aún vive, ya está sentenciado a muerte.

Es tal la arrogancia y empoderamiento que sienten por haber ganado unas elecciones con el 54% de los votos (que no con el 73%) que frente a las mentiras de su líder tienen el cinismo de decirnos a los ciudadanos informados: "No es cierto, ¡y qué!". "No es cierto que tenemos un sistema de salud mejor que en Dinamarca, ¡y qué!; no es cierto que se redujeron los homicidios, tampoco es cierto que se acabó la corrupción ¡y qué!; sí son mentiras, pero nada puedes hacer al respecto. Tenemos la mayoría y ahora te chingas".

Esa es la democracia parlamentaria de la 4T. Si fuesen guerreros medievales, serían de los que luego de ganar una batalla patean a los heridos.

Me apenó ver el desdén de los diputados morenistas en la primera sesión de la Cámara de Diputados mientras representantes de la oposición se dirigían a todos con planteamientos serios, con argumentos inteligentes y fundamentados para hacerles ver las consecuencias negativas que la reforma judicial que proponen tendrá para el país. Pero a nadie le importa eso porque el fin no es mejorar el sistema de justicia en sí, sino cambiar el régimen democrático por uno autocrático con el que podrán medrar y permanecer en el poder por tiempo indefinido. Ese es el trasfondo.

Los diputados de oposición se desgañitaron hablando al vacío. Los argumentos y planteamientos de Clemente Castañeda, de MC, respecto de las diferentes reformas me parecieron realmente valiosos, fundamentando por qué la reforma judicial socavará la independencia de un Poder; la de la Guardia Nacional terminará por militarizar la seguridad pública; la administrativa destruirá los organismos autónomos; la de ampliación de la prisión preventiva oficiosa es una falsa solución a los problemas de criminalidad, y cómo al final con todas estas reformas se inaugurará un periodo de autocracia constitucional.

Por su parte, la diputada del PAN Noemí Luna dijo lo que creo es el corazón de la insistencia de AMLO en la reforma judicial: "Se trata de una venganza y no una búsqueda de mejora". Y a todo lo anterior ningún comentario de los morenistas. Nada importa, todo está ya decidido. Las reformas van porque van.

Frente a caprichos y abuso de poder de una mayoría calificada artificial, que ha decidido unilateralmente eliminar todos los derechos y protecciones de las minorías, y cambiar el régimen democrático por una autocracia, los ciudadanos no tendremos a quién recurrir. Sin organismos autónomos que nos defiendan, sin un Poder Judicial independiente, sin presunción de inocencia y con prisión preventiva discrecional, lo único que los ciudadanos podremos pedir en el futuro cada vez que nos enfrentemos a alguna injusticia o abuso de poder, no es justicia, sino clemencia, compasión, magnanimidad, piedad o misericordia.

"Callar atropellos envalentona abusadores".

Yo