La era de la duda

Varias veces me he preguntado de dónde salen, quién invierte dinero y tiempo a producir, grabar y publicar los miles de videos y notas estridentes que vemos en las redes sociales, en las que con escandalosos títulos, narraciones e imágenes sacadas de contexto, presentan a personajes famosos de la vida pública o empresarial del país, en unos casos como villanos, delincuentes y corruptos de la peor calaña, y en otros, como ejemplos de moral, ética y altruismo excelso.
La investigación periodística de Aristegui Noticias, bajo el título "Televisa Leaks: La fábrica de mentiras, manipulación y guerra sucia" hizo que las sospechas y teorías de conspiración que había construido en mi mente se convirtieran en historia real.
Según la información publicada, existen miles de archivos (más de 5 terabytes de comunicaciones internas) que incluyen videos, fotos, chats, archivos editables, instrucciones y guiones que dan cuenta de cómo desde las instalaciones de Televisa, un equipo de personas expertas en comunicación digital fabricó noticias y creó campañas de desprestigio y desinformación en contra de la propia Carmen Aristegui, de los empresarios Carlos Slim y Ricardo Salinas Pliego, así como campañas para promover la imagen de Arturo Zaldívar, coordinador general de Política y Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Una cosa es difundir información de lo que para nosotros es verdad, sea porque tenemos evidencias o porque honestamente así lo creemos, y otra muy diferente es fabricar información, documentos y testimonios falsos y difundirlos con el fin de desinformar o destruir reputaciones, empresas o instituciones. Lo primero es ejercer nuestros derechos y libertades de expresión o creencias, lo segundo es simplemente un delito.
Las leyes que castigan la difamación no son claras. Y pienso que no lo son porque son los mismos legisladores (la clase política) los que más se valen de la desinformación y la difamación para ganar adeptos o atacar rivales.
Es tal la cantidad de información falsa que circula en las redes sociales, que ya no se sabe qué es cierto, qué es falso, sesgado o verdad a medias.
Hemos entrado a lo que llamaría la "era de la duda". Y si bien esto puede causar temor, creo que la duda no debe verse como un problema, sino como la oportunidad para cuestionar lo que damos por sentado, para poner a prueba nuestras hipótesis y para investigar y descubrir nuevas ideas y soluciones.
La duda sirve en los casos en que somos receptores de información, pero cuando somos los creadores y/o emisores de la información a la duda hay que agregar la ética.
La organización First Draft (firstdraftnews.org) -dedicada a proveer lineamientos prácticos y éticos de cómo encontrar, verificar y publicar contenido cuyo origen sean las redes sociales- elaboró la siguiente lista con siete tipos de desinformación o noticias falsas y que me parece útil conocer:
1. Sátira o parodia: no pretende causar daño, pero tiene el potencial de engañar.
2. Contenido engañoso: se trata del uso engañoso de la información para incriminar a alguien o algo.
3. Contenido impostor: información que suplanta fuentes genuinas.
4. Contenido fabricado: contenido nuevo que es predominantemente falso, diseñado especialmente para engañar y perjudicar.
5. Conexión falsa: cuando los titulares, imágenes o leyendas no confirman el contenido.
6. Contexto falso: cuando el contenido genuino se difunde con información de contexto falsa.
7. Contenido manipulado: cuando información o imágenes genuinas se manipulan para engañar.
No es fácil distinguir una difamación de una sátira, crítica u opinión válida. Una manera de saberlo es analizar si lo que se dice o infiere está basado en falsedades que dañan reputaciones o son declaraciones subjetivas que no pueden probarse como verdaderas o falsas, es decir, que se trata de simples creencias o juicios personales.
Al final, en la práctica, lo único que nos sirve en esta "era de la duda" y la "posverdad" es adoptar una actitud crítica y evaluar de manera objetiva y reflexiva tanto la información que recibimos como la que difundimos, y todo comienza con la duda.
· APOSTILLA
No me extrañaría ver pronto el anuncio de una nueva película o serie de televisión basada en esta investigación periodística. Lo irónico sería que Televisa sea quien la produzca.
"Cree tener la verdad quien
ha detenido la búsqueda".
Yo